jueves, diciembre 12, 2024
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Universidad argentina, gratis, pero poco internacional

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La universidad pública argentina es gratuita y su acceso no tiene prácticamente barreras de entrada, dos características poco comunes en Latinoamérica y en el mundo, pero al contrario de las creencias que esto frecuentemente genera, el porcentaje de estudiantes extranjeros aún es bajo, del 2,6 por ciento.

De hecho, el Gobierno nacional pretende implementar para el próximo curso un nuevo sistema de visas que, junto a la simplificación de trámites burocráticos, impulse la llegada de alumnos internacionales, una medida que responde tanto al consenso ya instalado a nivel mundial de que mejora la calidad educativa como a cálculos económicos y políticos.

Los estudios que manejó el Ejecutivo señalan que un estudiante extranjero gastará varias veces lo invertido en él, pero, al mismo tiempo, anuncios de este tipo permiten ofrecer una contracara amable en tiempos en que, al calor de los éxitos electorales de vecinos del norte partidarios de la “mano dura” contra la inmigración, también ciertos sectores del oficialismo coquetean con este discurso.

En 2016, el último año del que existen cifras oficiales disponibles, hubo 41.961 alumnos extranjeros en las universidades públicas, un 2,6 % del total de los estudiantes de grado y un 1,6 % de los de posgrado, mientras que en la privada totalizaron 17.745, un 3,7 % en los grados y un 6 % en los posgrados.

“Si uno lo compara con las tendencias en el resto del mundo, con otros países más desarrollados o incluso otros latinoamericanos como Chile, en Argentina la internacionalización es muy incipiente todavía”, explica a Efe la presidenta de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau) de Argentina, Mónica Marquina.

Marquina, con varios trabajos publicados y décadas de investigación sobre la universidad argentina, cree que el asunto “está empezando a ser una política importante, pero dadas las características del sistema presenta muchos desafíos”.

Estos ya han aparecido en algunas universidades del noreste del país, limítrofe con Brasil, país que tiene un sistema de educación superior mucho más restrictivo; en esa zona, la llegada de miles de alumnos brasileños, muchos tras haber contratado agencias dedicadas a ello, ha obligado recientemente a establecer una prueba de conocimiento del castellano en varios centros.

El caso más conocido es el de la carrera de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario (centro), en la que solo los brasileños superan el 30 % de los alumnos, y los profesores han mostrado su preocupación porque algunos no conocen el idioma.

Frente a este reto, un alto cargo del Ministerio de Educación que pidió a Efe preservar su identidad aseguró que “son temas particulares, pero no es un problema general del sistema universitario”, por lo que desde el Gobierno dejarán las respuestas concretas a las universidades.

“No estamos hablando de una avalancha, ni mucho menos”, añadió.

Más allá de estos casos puntuales, otro de los problemas de la integración de los alumnos internacionales se encuentra en su distribución: en torno al 80 % se concentran en Buenos Aires y su populosa periferia.

Desde el Ministerio de Educación confían en que dar a conocer mejor la oferta universitaria del país, en paralelo a la labor para facilitar los trámites, ayude a que el reparto de los estudiantes tenga un mayor equilibrio.

Del total de universitarios internacionales en Argentina, el 93,1 % es americano, grupo seguido muy de lejos por los que van desde Europa (4,8 %), los de Asia (4,8 %), los de África, (0,4 %) y los de Oceanía (0,1 %).

Por países, en las universidades estatales el origen más frecuente es Perú (con 9.521 estudiantes), Paraguay (5.624), Bolivia (4.950), Brasil (4.799), Chile (3.500), Colombia (2.936) y Estados Unidos (2.873); mientras que en las privadas se sitúan como las nacionalidades más comunes Brasil (3.286), Colombia (2.479), Perú (1.993), Bolivia (1.268) y Ecuador (934).

Una de estas historias es la de Melanie Muñoz, una venezolana de 21 años que ingresará el próximo curso a la carrera de Zoología Marina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), la más grande del país.

Aunque admite que es “súper fácil” el acceso, ella eligió ese grado en la UBA tras “investigar mucho” por la buena fama que tenía ese centro de estudios, incluso en su país, y sostiene que la reputación del sistema universitario argentino es conocida en Venezuela, Colombia y la mayoría de países que ha recorrido.

“Siempre he querido estudiar acá”, cuenta la joven, y tras hacer fotos a un emblemático edificio de la UBA de estilo neoclásico con forma de templo grecorromano, afirma que esa “era la meta” desde que salió sola de Venezuela hace ya unos meses.

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