En la Universidad del Zulia –desde su nacimiento en 1891 y posterior renacer en 1946– ha prevalecido el compromiso de formar el liderazgo profesional emergente y necesario para garantizar el avance de la región, fundamentalmente en los últimos 70 años de la historia local y nacional
LUZ nació como fuente de conocimientos y superación social; pese a las críticas e intentos recientes por restringir su autonomía, sigue siendo la principal opción de enseñanza y ascenso de los sectores populares, con miles de jóvenes que cada año acceden gratuitamente a programas académicos de calidad, con el respaldo de recursos docentes de elevada preparación.
Nadie puede dudar de la misión relevante de LUZ en la región. Es la institución con el mayor impacto histórico, social y cultural en todos los campos del saber y en el bienestar de la sociedad.
El Zulia, de ser una región marcada por el analfabetismo hasta bien entrado el siglo XX, hoy cuenta con profesionales en todos los campos del saber; con manejo de conocimientos de primera línea en todas las ramas de la ingeniería, las ciencias de la salud, la educación, el diseño, la arquitectura, el urbanismo, el desarrollo humanístico, la educación, la agroindustria, la ganadería, las ciencias económicas y sociales, además de ser cantera del liderazgo político emergente y socializador del saber cultural a través de la formación de politólogos, abogados, trabajadores sociales, comunicadores, sociólogos, antropólogos, y licenciados en arte, vitales para el desarrollo de la ciudadanía.
Levantar esta fuerza profesional es un mérito extraordinario que ningún gobierno puede soslayar, además de los logros en investigación y extensión que hacen de LUZ un polo de desarrollo académico integral para que el nuevo profesional, además de un título, egrese con valores y disposición a asumir el liderazgo renovador de su entorno.
Hoy nos preocupa el destino de la universidad ante decisiones arbitrarias, como en tiempos del centralismo avasallador, de imponer el 100% de la matrícula. Es un ataque directo a la autonomía y a los modelos institucionales de selección y acceso estudiantil.
Los universitarios, sin importar ideologías y afiliaciones políticas, debemos enfilar los mayores esfuerzos en la defensa institucional con el apoyo de las comunidades y con el impulso de iniciativas de alto contenido social que trasciendan el aula universitaria. Recordemos que conservar la fuerza académica de LUZ es vital para la región y una responsabilidad histórica que nos compromete a todos.