Unos 10 barrios del Casco Urbano de Casigua El Cubo, parroquia y municipio Jesús María Semprún, en la zona sur del Lago de Maracaibo, llevan cinco años sin el servicio de agua potable.
“Por aquí tenemos un acueducto que quedó fuera de servicio desde hace como cinco años, cuando se dañó la bocatoma que está en el río Tarra, la bomba desapareció y desde entonces en toda la cabecera de la parroquia no tenemos agua”, explicó Pedro Mendivelso, habitante del barrio Propatria, en un contacto telefónico con el Diario La Verdad.
Calculó que hay un aproximado de 8 a 10 mil personas afectadas por esta situación. Sin embargo, afirma que las autoridades no se han abocado a brindar una solución.
“Le hemos escrito a Hidrolago y a Minaguas, pero ni siquiera responden. Todo el municipio está enterado de la situación y nadie hace nada”, indicó.
En medio de la desesperación, los vecinos de la localidad hicieron pozos artesanales, pero las altas temperaturas han ocasionado que estos se sequen, comentó Mendivelso. “La situación es crítica”, recalcó.
Los habitantes del Casco Urbano exigen a las autoridades competentes la reparación de la bocatoma en el río Tarra y que les proporcionen la bomba de alta potencia.
“Necesitamos que reparen la bocatoma del río y adecúen unos tanques que eran de Pdvsa (en los que antes se acumulaba petróleo) para retener el agua”, pidió.
El habitante del barrio Propatria recordó que anteriormente trataban el vital líquido con sulfato de aluminio y cloro, y cuando el tanque se llenaba hasta cierto nivel, abrían la llave y dejaban caer el agua por gravedad hacia la parte baja del pueblo. “Así era que hacíamos, pero ya hace años que eso está fuera de servicio”, explicó.
Catalogó la situación como “una pesadilla”. “¿Cómo se puede tener una vida normal y medio decente sin agua? Los habitantes que tienen los recursos compran agua suministrada por uno o dos camiones, pero no es suficiente, y con la crisis la mayoría de gente no dispone del dinero para ese fin”, cuestionó.
Una crisis no basta
Pedro Mendivelso también informó que, adicional a la falta del vital líquido, no cuentan con el servicio de recolección de desechos sólidos.
“No hay camión compactador. A pesar de que aquí está la sede de los poderes municipales, recogen la basura cada tres meses apenas”, señaló.
Contó que los habitantes se ven en la obligación de quemar la basura, pagarle a alguien para que se la lleven o botarla en las afueras del pueblo.
En cuanto al suministro de gasolina, comentó que la gandola tarda hasta un mes en ir desde El Vigía, por lo que compran combustible colombiano, cuyos precios van desde los cinco hasta los seis mil pesos por litro, lo que es equivalente a casi dos dólares.
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