
Juvencio
Juvencio Magdaleno Palacios Laya (50) salió, el 28 de marzo, para limpiar unos patios. Le prometió a su madre que regresaría para desayunar un par de arepas. Su madre le respondió: “Vaya y regrese mijo, que ya monté las arepas para que desayune”. Nunca volvió y su familia necesitó de perros para desenterrar su cadáver, en el parcelamiento “Los Maracuchos”, ubicado en el sector San Antonio de Cúa, estado Miranda.
Las horas transcurrieron y Palacios no apareció. En un primer momento sus allegados pensaron que el trabajo había copado su tiempo, no obstante, al caer la tarde, su ausencia les preocupó, reseñó El Pitazo. Recorrieron zonas boscosas, hospitales, sedes policiales y la morgue, sin resultado.
Una semana más tarde, el martes 4 de abril, decidieron recorrer el tramo transitado por Juvencio, desde su hogar hasta su sitio de trabajo. Con la ayuda de unos perros, se adentraron en el parcelamiento Los Maracuchos.
Luego de caminar unos metros, Alida Palacios, hermana del desaparecido, notó que una parte del terreno no estaba compacto, así que enterró el machete que llevaba y comenzó a excavar. Otros allegados se sumaron a la tarea. Los perros que la acompañaban fijaron la mirada en el sitio, lo olfatearon y movieron sus colas con desespero. Debajo de la tierra estaban los restos de Juvencio Magdaleno.