Utopía saludable

Actores externos han tomado posesión de nuestra tierra y el conflicto nacional se ha convertido en internacional, siendo altamente peligroso y con un desenlace imprevisible cuyas víctimas serán los venezolanos. Cada amanecer representa una nueva oportunidad para detener esta locura

Con estas dos palabras cortas y simples el Papa Francisco nos invita a escudriñar en ellas la profundidad hermosa de su contenido, invitándonos a vivir la vida con esperanza y alegría, apartando a la “gente infeliz” como él mismo define a aquellas personas que “aplastan la esperanza”. El Papa Francisco nos invita a mantener un corazón joven y curioso, capaz de latir a un ritmo que le dé sentido permanente a la vida.

Frecuentemente incurrimos en el error de hacer análisis de situaciones, basados en nuestra espacio y tiempo, olvidando que el tiempo de la humanidad no tiene fecha de caducidad y compromete a todos, quizás esto haya sido la motivación para que mi amigo el Dr. Eduardo Fernández haya publicado un reciente tweet en donde afirmaba que “los venezolanos estamos asistiendo a un fin de fiesta con acentos de tragedia. Ojalá las próximas generaciones lo hagan mejor”.

Cuando analizas el contenido del tweet descubres en él una profunda tristeza de asumir la realidad, pero que al mismo tiempo invita a no perder la esperanza. Comparto con el Dr. Fernández su posición sobre el fracaso generacional de las elites, que han tenido la responsabilidad de conducir el país con aciertos y fracasos, los resultados al final del examen son los de una sociedad que gira en la pre-modernidad y no termina de alcanzar los tiempos de las sociedades desarrolladas.

Avanzamos y retrocedemos constantemente, no terminamos de enrumbarnos hacia adelante de forma sostenida y permanente en el tiempo, sin embargo lograrlo no es complicado y tampoco requiere de fórmulas mágicas, solo nos exige tres condiciones: “Desprendimiento, sentido de patria y espíritu de trascendencia social” el día que seamos capaces de internalizar estas sencillas condiciones, habremos derrotado la maléfica herencia del “bochinche.

En estos momentos el país corre un riesgo muy elevado, nuestras diferencias internas junto a la falta de voluntad de ponernos de acuerdo nos ha hecho vulnerables; actores externos han tomado posesión de nuestra tierra y el conflicto nacional se ha convertido en internacional, siendo altamente peligroso y con un desenlace imprevisible cuyas víctimas serán los venezolanos.

Cada amanecer representa una nueva oportunidad para detener esta locura. Es responsabilidad de los venezolanos y en especial de quienes la dirigen, de encontrar un punto de encuentro que vuelva a unir a la nación y nos comprometa con ella a rescatarla, de toda crisis surge una esperanza y este es el mejor momento para sembrarla.

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