Vagancio criollo

Vagancio Criollo fue el producto del noveno parto de su madre Sumisa Criollo y del padrote de turno Ruin Hurtado. El niño era astuto y vivaz. Ya a los 10 añitos, cuidaba carros, lo cual, lo desviaba de sus estudios en el Simoncito del barrio

Como líder de la comuna, se destacó en cobrar todas las misiones y programas sociales del Gobierno, incluso pensión de vejez y hasta ascendió a jefe de los CLAP.

Vagancio Criollo fue el producto del noveno parto de su madre Sumisa Criollo y del padrote de turno Ruin Hurtado. El niño era astuto y vivaz. Ya a los 10 añitos, cuidaba carros, lo cual, lo desviaba de sus estudios en el Simoncito del barrio, pero producía entradas al paupérrimo matriarcado de los Criollo. A los 12 años, era un bellaquito simpático que cometía un hurtillo por aquí y otro por allá. Nada serio. Tonterías de niño, se podría decir.

Con la pubertad, Vagancio  merodeaba todo el tiempo con los azotes del barrio. Para pagar sus cervecitas, se vio en la imperiosa necesidad de trabajar como ayudante de su vecino Inconstancio, el albañil, quien hacía trabajitos a destajo. A los 16 años se sacó a la negrita del rancho al fondo del callejón quien sobrevivía gracias al bono de madre soltera y por primera vez pensó en buscar trabajo de verdad. 

Pero con su bajo perfil de preparación y su nula experiencia, el trabajo que consiguió no lo satisfizo. Decepcionado del capitalismo salvaje, se inscribió en el PSUV que sí le brindaba la oportunidad que la sociedad burguesa y los oligarcas le habían negado. y encompinchado con sus camaradas Apático, Indolente, e Indigente del colectivo local, comenzó el negocio de la invasión de terrenos, venta de desechos para construcción de ranchos y reventa de viviendas sociales. 

Tenía el control de las colas de los Mercal, alquilando y vendiendo puestos, aparte de "bachaqueando" una buena tajada y saqueando comercios de vez en cuando. Como líder de la comuna, se destacó en cobrar todas las misiones y programas sociales del Gobierno incluso pensión de vejez y hasta ascendió a jefe de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). 

Así transcurrió la vida de Vagancio, procreando haraganes como él, multiplicando la pobreza. Siempre resultó una carga para el Estado, nunca pagó impuestos o servicio público alguno. De Vagancios está formado el 70 % de nuestra población, y ahora, impulsados por el populismo más depravado de toda Latinoamérica, proliferarán estos nuevos hombres socialistas como los hongos después de la lluvia. Que oiga quien tiene oídos...

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