Vamos a enamorarnos otra vez

Recordemos que las crisis generan grandes oportunidades, veamos los casos de Japón, Alemania, Italia, solo por citar algunos. ¿Qué tienen esos países que no tenga Venezuela? 

Es muy fácil estar enamorado cuando todo marcha bien. Sin embargo, al momento de transitar por una crisis es muy sencillo alejarse y, no suficiente con eso, culpar al otro.

En cualquiera de las dinámicas relacionales de los seres humanos es común tener altibajos. Momentos de alegría, tristeza, dolor, rabia y miedo son algunas de las emociones más frecuentes de encontrar.

Cada una de ellas genera en nosotros actitudes específicas que nos llevan desde fuerza impulsora hasta la más paralizante inacción.

Y todo esto en normal, ni es malo, ni es bueno, sencillamente, es así.

Lo más importante es nuestra capacidad de reaccionar ante estas situaciones, es decir, ¿qué hacer cuando se presentan estas cosas?

Tenemos varias alternativas, bien quedarnos en esa emocionalidad eufórica con visos de felicidad o bien estar detenidos en un estado de ánimo que nos mantenga en la posición de víctimas y nos lleve a la desesperanza.

En los actuales momentos, nuestra nación pasa por circunstancias muy difíciles; negarlo sería pretender tapar el sol con un dedo. De hecho, lo primero que debemos hacer, si queremos avanzar, es identificar la situación y la emoción que ella nos genera.

Venezuela es un territorio fértil, variado, con una potencialidad ilimitada en cuanto a sus riquezas naturales; que cuenta con una población mayoritariamente joven, preparada y con ansias de desarrollo y progreso

Sin embargo, los desaciertos del Gobierno en la última década han generado que hoy día las oportunidades que históricamente hemos tenido en el país no las veamos. Una fortísima crisis económica que a diario carcome el ingreso de la familia, una inseguridad abrazadora que no distingue a nadie y una muy escasa generación de empleo profesional que obliga a la retirada.

Ahora bien, al hacer un cruce de la potencialidad del país con la manera de administrar por parte de la clase gobernante podemos ver, de manera clara, que no es la patria la responsable de lo que ocurre, es el gobierno.

Empero a ello, es práctica diaria proferir y escuchar frases como: “este país no sirve”; “aquí no hay vida”; “me voy a otro lugar” y así, podríamos hacer una larga lista de oraciones que, si bien describen la realidad nacional, señalan de manera desviada al o los responsables de esta actualidad, creando un sentimiento de desamor por lo nuestro y que se nos hace más fácil, dejarla ir, abandonarla o quedarse inactivo que trabajar en buscarle una solución.

En los llamados tiempos de “las vacas gordas” o “Venezuela saudita”, muchos fueron los  inmigrantes que llegaron a nuestras tierras buscando oportunidades de desarrollo y bienestar personal. Inclusive, nuestros coterráneos también aprovecharon esas épocas para amasar respaldo económico que les garantizara una estabilidad económica con el paso de los años, e inclusive, les permitiera gozar de una estabilidad emocional para los suyos.

La gente hablaba maravillas del país; como un enamorado en plena etapa del enamoramiento.

Hoy, con mucha tristeza escuchamos improperios contra Venezuela de esas personas o sus descendientes, quienes también han sido beneficiados de los buenos momentos; refiriéndose al país como una tierra infértil y estéril, olvidándose las grandes oportunidades de crecimiento que nos ha brindado en el transcurrir del tiempo.

“Me cansé”, “esto ha sido demasiado”, “no tengo fuerzas”; son frases comunes para justificar la situación que se vive. Me pregunto yo: ¿es que alguien les dijo que para vivir bien (y no me refiero a riqueza) no hay que pasar momentos difíciles? ¿quién dijo que sería fácil?

Actuamos como esa persona que ya no ve las bondades de su pareja bien sea porque han pasado los años, aumentó de peso, porque cambió. Entonces ahora esa persona ya no es necesaria y en vez de corregir, la apartamos.

Hay crisis en el país, claro! Crisis de la cual, por cierto, todos tenemos una cuota de responsabilidad, bien sea por acción u omisión, por hablar o callar, pero todos somos responsables y todos debemos activarnos para enmendar.

Recordemos que las crisis generan grandes oportunidades, veamos los casos de Japón, Alemania, Italia, solo por citar algunos. ¿Qué tienen esos países que no tenga Venezuela? 

No culpemos ni responsabilicemos con criminal actitud al país; vamos a verlo por el lado positivo, por las cosas buenas que nos ha brindado, por las cosas buenas que aún nos ofrece, por lo que nos ha permitido crecer y sobre todo por lo que todavía podemos hacer nosotros para que se corrijan esas situaciones no tan agradables.

Vamos a enamorarnos nuevamente de Venezuela, vamos a observarla con los ojos del amor que le tenemos y que la desesperanza, tristeza, rabia, orgullo y hasta soberbia no nos permiten ver.

Vamos a decirle sí acepto y nos comprometemos con ella en su relanzamiento, a fin de cuentas, solo depende de nosotros, de más nadie, de sus ciudadanos y habitantes.

Visited 2 times, 1 visit(s) today