Vecinos en alerta ante el robo de residencias en Cabimas

Los habitantes se han dedicado a pagar entre todos a alguien para que cumpla el papel de "vigilante". (Foto: Archivo)

Los vecinos se turnan para vigilar sus calles, denuncian que no cuentan con patrullaje. Las parroquias más atacadas por los robaquintas son Ambrosio, Carmen Herrera, Germán Ríos Linares y San Benito

“Pagamos a un vecino para que duerma en la platabanda de mi casa y vigile las seis casas adyacentes. A una de mis vecinas, los ladrones, no conforme con robarse todo lo que había dentro de su casa, también se llevaron las matas”. Contó Eugenia Vílchez, habitante del sector Los Laureles, parroquia Germán Ríos Linares.

La mujer añadió que en vista de la inseguridad, debieron buscar la alternativa, y entre los seis vecinos, reunir y pagar un salario para que alguien los vigile y les advierta sobre la presencia de delincuentes.

“En mi casa, trataron de romper los protectores de los aires, pero nos dimos cuenta y mi esposo hizo unos tiros al aire para ahuyentarlos. Uno no descansa porque tememos en convertirnos víctimas de los robaquintas quienes no tienen compasión en hacerle daño a uno y llevarse lo que con esfuerzo hemos adquirido”.

La situación de Eugenia y sus vecinos se repiten en otros hogares del municipio Cabimas, donde las estadísticas revelan que las parroquias más afectadas por esta modalidad del delito son Ambrosio, Germán Ríos Linares, Carmen Herrera y San Benito. “No vemos patrullaje policial. Estamos expuestos al vandalismo que se ha desatado”.

Una  de las calles del sector Delicias Viejas es custodiada por los hombres que habitan el lugar. Se congregan en una de las viviendas y se turnan para vigilar las casas. “Se nos han llevado hasta el coleto. Recientemente a un vecino lo dejaron sin la batería del carro y la caja de herramientas. Cuarenta minutos después del robo se percató de lo sucedido y otro vecino observó cuando, tranquilamente, el hombre caminaba con lo sustraído”.

La situación ya es común. “A dos calles de mi casa, el año pasado, asesinaron a una vecina mientras seis hombres buscaban el dinero de la venta del negocio de su esposo. Por aquí es raro ver una patrulla, a menos que los policías se metan por los callejones para recortar camino, pero no para patrullar de forma permanente”, contó Leonardo Guzmán, vecino afectado.

En la urbanización Concordia, en Carmen Herrera, los vecinos se vieron en la obligación de recaudar fondos y colocar cámaras de video. La iniciativa colaboró en disminuir el índice de robos a las viviendas y atracos a los transeúntes.  

En la parroquia Ambrosio, avenida Andrés Bello, los comerciantes y los vecinos son extorsionados por los robaquintas. Carmen Piña, vecina del lugar, advirtió que los delincuentes se desplazan en lanchas y motos. “Es un comando que lo integran hasta 10 hombres. Se nos llevan todo. Son momentos de angustia que se convierten en horas eternas. Los policías conocen la realidad, pero igual siguen de brazos cruzados”.  

 

 

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