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La condición de vida de los habitantes de la parroquia Venezuela, zona de subsidencia, es deprimente. Desde la última semana de mayo cuando se registraron fuertes precipitaciones y vientos huracanados el estado de sus viviendas empeoró.
En reiteradas oportunidades los vecinos clamaron por ser reubicados. Expusieron casos críticos como la caída de techos, paredes, problemas de electricidad y varios árboles que fueron derribados. En el informe de Protección Civil, cuatro sectores se registran como los más afectados: Silencio Sur, Américo Araujo, Leonardo Ruiz Pineda y El Rosal, con un total de 327 personas afectadas.
Angira Canizzaro, residente del barrio Venezuela, señaló que su hijo de cuatro años presenta el síndrome de pie equinovaro. Tiene el aval del Hospital Ortopédico Infantil San Rafael de Maracaibo para practicarle la cirugía, pero las condiciones en las que viven no garantizan su recuperación durante el postoperatorio.
Las aguas servidas rodean su casa por el frente y por el fondo. En su habitación, de cuatro metros cuadrado, duermen, cocinan, lavan la ropa y hacen sus necesidades fisiológicas porque no tienen baño. El salitre carcome las paredes de piso a techo y el niño con discapacidad es alérgico a esa sustancia salina.
Funcionarios del Cuerpo de Bomberos de Ciudad Ojeda y de Protección Civil los visitaron y ambos le certificaron un informe de inhabitabilidad. Pero hace dos meses espera la inspección de los representantes de Ducolsa. Como este existen numerosos casos, donde los residentes sienten que no hay solidaridad por parte de los entes competentes. Señalaron directamente a los representantes de Desarrollos Urbanísticos de la Costa Oriental del Lago como los responsables de la situación que padecen.