Sector
Las carnes colgaban de ganchos de hierro con elevación de dos metros. Ningún equipo de refrigeración ni funcionario sanitario que respondiera al control, se mostraba. No había fiscalización de la comercialización de los cortes.
Así estaba la venta en la Plaza Bolívar de Machiques de Perijá la tarde del martes. Lo que ocasionó “asombro y preocupación” en el sector ganadero. Gadema alerta que la proliferación de actividades clandestinas sin regulaciones sanitarias desatará más problemas de salubridad que soluciones alimentarias.
“Un grupo de personas, que no sabemos si son yucpas, extranjeros o gente de la ciudad, estaba vendiendo carne sin control. No se sabe a qué precio, porque no había fiscalización”, acusa Dixon Paz, presidente de la Asociación de Ganaderos de Machiques.
El sector ganadero confía que con la reactivación del Frigorífico de Carnes de Perijá (Fricapeca) se encaminarán proyectos de ganadería y matanza de bovinos para erradicar las actividades irregulares.
“Vimos con buenos ojos la apertura, porque en Machiques no hay ningún matadero, y Fricapeca hizo unas pruebas la semana pasada para funcionar. Pero ahora vemos ventas de carnes en plena Plaza Bolívar, nos causa asombro”.
Paz critica actividades clandestinas, al aire libre y las autoridades no responden a resolver “una situación delicada para el control sanitario” del municipio.
La venta de carne se exhibió en un sitio público. Los comercializadores no portaban documentación que certificara la calidad y procedencia del producto.
“Hay escasez de carne. Los rebaños mermaron con la situación que tenemos de un dólar libre golpeando los costos, y un control de precios que no considera esos costos. Y ahora surgen esas actividades clandestinas sin permiso”, reclama Paz.
Insta al Ministerio de Salud, de Alimentación y a militares a controlar el surgimiento ilegal de negocios de carne. “La gente puede estar comiendo carne contaminada, que no sabe de dónde viene. Que está en un cajón de una camioneta sucia. Eso no tiene control”.
Caída del consumo
Datos de Fedenaga precisan que el consumo per cápita de carne cayó a nueve kilos al año. A razón de caída del poder de compra y los estragos que ocasiona la inflación y mercados especulativos.
En noviembre, la SUNDDE ordenó precios “acordados” para los cortes, desde 38 mil a 80 mil están autorizados los precios por kilo. Se prevé que la próxima semana haya revisión, tras reunión de ganaderos y Ejecutivo.