En las calles del centro de El Paso, Texas, grupos de hombres migrantes jóvenes, en su mayoría venezolanos, se reúnen en búsqueda de trabajo. Meses después de haber cruzado irregularmente a EE. UU., aseguran estar dispuestos a realizar cualquier labor para salir adelante en medio de los retos.
Hace cinco meses el venezolano Anthony Alexánder decidió cruzar de manera irregular desde Ciudad Juárez, México, hacia El Paso, Texas, con la intención de entregarse a las autoridades estadounidenses. Luego de una semana de detención, comenzó su vida en la ciudad fronteriza de la que ahora, según dice, no se quiere ir.
“Tengo la frontera cerca por si quiero volver”, dijo a la Voz de América, mientras esperaba en una calle del centro a que pasara algún vehículo ofreciéndole trabajo, usualmente en los campos recogiendo lechuga, chile o cebolla.
Alexánder vivió los primeros tres meses después de ser procesado por autoridades fronterizas en las calles de El Paso, entre refugios, vestido con ropa que le regalaban en la calle. En ese tiempo ahorró lo posible para rentar un lugar donde vivir.
Ahora espera por una asignación para una cita ante un juez de inmigración al que pueda presentar su caso de asilo, y aunque su sueño es regresar a su país natal, asegura que “valió la pena” el esfuerzo. “No por mí, por mis hijos, mi mamá y mi papá que están en Venezuela… ellos querían venir, yo no quiero eso… se pierde la dignidad en el camino”, agregó.
Junto a Alexánder, frente a la iglesia del Sagrado Corazón en El Paso, se congregaban el martes otros migrantes venezolanos, colombianos y hondureños, que al igual que él, esperaban una posible oportunidad económica.
Emigrar para volver
Algunos, decidieron esperar en México hasta conseguir la cita a través de CBP One, una aplicación online que les permite presentarse en el cruce fronterizo ante un oficial de inmigración. “Esperé un mes para conseguir la cita junto a mis dos hermanos. Duramos diez horas detenidos, pero nos soltaron con un papel y aquí estamos”, contó a la VOA, Alexis Fabián, un venezolano de 25 años.
Tres meses después de cruzar, contó que pasa sus días buscando “el trabajo que me salga para poder mantenerme acá porque yo no recibo ayuda de nadie”. En medio de la lluvia, que complicó las posibilidades de trabajo, aseguró que buscaba poder pagar su renta pues debido al tiempo que lleva en la ciudad, no le es posible acceder a otro refugio.
“Yo ya decidí venirme para acá y tengo que enfrentar esta situación, el frío que estamos pasando… espero no durar (en EE. UU.) tanto tiempo porque tengo mi familia, ese fue mi motivo para venirme de allá (de Venezuela). Espero lograr comprar mis cositas y regresar a donde mi hijo”, afirmó.
Al preguntarle por qué decidió emprender el peligroso camino a EE. UU. si su sueño es volver a su natal Venezuela, aseguró que se trataba de una meta de “cuatro o cinco años en que mi sueño esté cumplido y tenga mis recursos para enfrentar mi futuro en mi país”.
Los migrantes aseguran que el reto mayor es recibir pagas justas debido a su falta de documentación. Algunos reciben en ocasiones entre 30 y 40 dólares por días de trabajo que superan las ocho horas, aseguran.
El Paso, una puerta hacia EE. UU.
El hondureño Mario Orlando, quien llegó a El Paso hace cuatro meses, asegura que “le ha ido bien” a pesar de que “hay días que trabajo y otros que no”. Este, sin embargo, no fue su primer cruce. Meses antes, Mario llegó de manera irregular a través de Piedras Negras, México a Eagle Pass, Texas, pero fue arrestado y deportado.
Un día después de la pasada Navidad, decidió volver a emprender su camino a EE. UU., esta vez por Ciudad Juárez, y a través de la aplicación CBP One logró cruzar a El Paso.
En el sector de El Paso, autoridades migratorias de Estados Unidos interceptaron 59.702 migrantes entre octubre y noviembre de 2023. Un número significativamente más bajo a los más de 111.000 que habían sido encontrados en los mismos meses de 2022.
Laura Cruz Acosta, portavoz de la ciudad fronteriza, contó que el flujo de migrantes ha mermado desde que los gobiernos de México y EE. UU. comenzaron a hablar sobre posibles cambios en las políticas que pudieran afectar a los recién llegados.
“En cualquier momento puede cambiar la cosa, y subir los números. Entonces queremos seguir teniendo la oportunidad de movernos rápido y ayudar los migrantes”, dijo Cruz Acosta, sobre la declaración de emergencia que mantiene la ciudad sobre la situación con los migrantes.
Fuente: Voz de América
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