Los informes provenientes de los organismos económicos del país dan cuenta del cierre de buena parte de las industrias y comercios con su secuela de desempleo, de hambre y miseria. El transporte público es un caos y se presenta como la mayor amenaza para la parálisis del país
Por como están las cosas en Venezuela, con este régimen comunista, disoluto, irresponsable e inepto, nos encaminamos a la destrucción total del país. Está colapsado el servicio eléctrico ante la irresponsabilidad del régimen revolucionario de no construir fuentes alternas de generación del fluido eléctrico para soportar la demanda creciente de este sistema.
Tampoco le dieron mantenimiento a las instalaciones existentes ni sustituyeron unidades y transformadores que tenían un tiempo de vida útil en el caso de las termoeléctricas que hoy se encuentran paralizadas, y atribuyen los accidentes que provocan estas causas a sabotaje, de la manera más irresponsable.
Los apagones y bajones del fluido eléctrico están a la orden del día. El servicio de agua potable falla por los cuatro costados de la nación. Los informes provenientes de los organismos económicos del país dan cuenta del cierre de buena parte de las industrias y comercios con su secuela de desempleo, de hambre y miseria.
El transporte público es un caos y se presenta como la mayor amenaza para la parálisis del país. Los trabajadores, los estudiantes, las amas de casa y todos cuantos necesitan trasladarse de un lugar a otro, tienen escasas posibilidades de hacerlo porque más del 60 por ciento de las unidades están destruidas o inoperativas, por falta de repuestos que son altamente costosos.
En estos momentos chirrincheras, perreras o cualquier cosa que ruede, en las peores condiciones, se han presentado como solución, unidades en las cuales los pasajeros viajan hacinados y con el mayor de los peligros para su seguridad porque todas presentan condiciones deplorables.
Hasta camiones militares están sacando de los cuarteles para ayudar a paliar este desastre. De tal manera que, sin ser profetas del desastre, el futuro de Venezuela es bien negro, pero hay salidas.
Hugo Chávez y los militares traidores que lo acompañaron en sus aventuras golpistas del año 1992, utilizaron como excusa la corrupción y el olvido del pueblo puestos en práctica en la cuarta.
Ahora, luego de 20 años de robo depravado, de desidia absoluta, de incompetencia, de incuria, las razones que alegaron los golpistas el 4-F están elevadas a la enésima potencia, con más del 80 por ciento de la población pasando hambre y muriéndose de mengua en los hospitales por falta de atención médica. Hay miles de razones para que Maduro se vaya o “lo vayan” del poder.