Nada
Es necesario aclarar que la denominación “Estado” envuelve al territorio, al elemento grato-político (sistema de gobierno-leyes) y al elemento demográfico (la nación, las personas). Mucho se habla que Venezuela es un Estado fallido, pero no es así, aún posee su territorio (aunque gracias al chavismo el Esequibo está a punto de perderse para siempre), poseemos una Constitución perfectible, la cual contempla un sistema de gobierno que también debemos mejorar… el problema se encuentra en la nación, veamos por qué.
Nuestra Carta Magna posee importantes avances en lo social y económico, pero ese contenido ha sido ignorado, no exigido por la ciudadanía. La Constitución del 99 no ha sido aplicada por otro gobierno que no sea el chavista, quien lamentablemente percibió que esos avances solo son atribuibles al pueblo por medio de presuntas políticas sociales que partidizan la sociedad, manteniéndola pobre a fin de generar electores cautivos. Así aplica la Constitución el Gobierno, peor aún, así lo acepta parte de la nación a la que pretenden seguir sometiendo por medio de los CLAP, ante la cada vez más peliaguda inflación y escasez de alimentos, medicinas y demás productos de primera necesidad.
En lo político, al haber agigantado el sistema presidencialista nuestra Carta Magna presenta debilidades, haciéndolo un super poder, dándole sustento legal a una inequidad entre los poderes públicos nacionales. Pero ello se agravó cuando los anteriores parlamentos rojos edificaron un entramado de leyes que acentuaron mucho más, de manera perversa para nuestra democracia, ese presidencialismo, sin mencionar el más de centenar de instrumentos jurídicos impuestos por leyes habilitantes y sentencias del TSJ que siguen incrementando los poderes presidenciales. Lo grave en todo esto es que la nación lo permite.
Uno de los irremplazables pilares de la democracia es la alternancia en el poder; sin lugar a dudas ni excepciones a la regla, la larga permanencia en el poder corrompe. Como lo infirió el propio Bolívar, si para sostenerse un Estado amerita funcionarios o gobernantes insustituibles ese Estado es una patraña, es más bien un régimen de castas, de élites. Hoy tras 18 años de chavismo ininterrumpido en el poder, nuestra Venezuela lo puede certificar, máximo cuando finalmente se le ha conculcado al pueblo el derecho a elegir su destino a través de procesos electorales contemplados en la constitución… y la nación lo está permitiendo.
Así pues, Venezuela no es un Estado fallido, es una ¡Nación fallida!, porque no exige sus derechos, no ejerce sus deberes, hace de los gobernantes el epicentro social, se ha entregado a la sobrevivencia, a la militancia obligada, se dejó doblegar a través de sus necesidades por una casta gubernamental que ha sabido extraer vil provecho a una autodestructiva “viveza criolla”. Nada cambiará hasta que el pueblo recupere su protagonismo, exija calidad de vida sin aceptar excusas y ubique correctamente en posición subordinada a los gobernantes.