Muchos factores militares no lo acompañan en su actitud de agresión a ciudadanos indefensos que ejercen su legítimo derecho a la protesta y a la búsqueda de un cambio democrático
La lucha que libramos por la liberación de Venezuela no tiene regreso. Este pueblo ha tomado la férrea decisión de salir de la dictadura de Maduro y no va a ceder hasta lograr su cometido. Los acontecimientos van desarrollándose ante la mirada activa de sectores internos e internacionales. Este martes Guaidó se pronunció frente a la Base Aérea de La Carlota. Según relata Julio Borges, es el séptimo pronunciamiento militar que se produce durante el último año. La información que tengo es que los hechos se precipitaron y por eso hubo que actuar. La dictadura se debilita.
Nuevamente se exterioriza el descontento y la fractura dentro de la Fuerza Armada. Las contradicciones internas van a ser un factor importante en la solución de la tragedia que vivimos los venezolanos. Quienes han servido de soporte de esta dictadura saben que no existe forma alguna de que Maduro pueda sostenerse en el poder que usurpa. Saben que el daño que le han hecho al país tiene dimensiones inconmensurables. Saben que pensando en Venezuela y, antes, en ellos mismos, tienen que facilitar la transición.
Mientras la presión se incrementa y el pueblo resiste en la calle, Maduro reacciona con represión. Represión que trae muertos, heridos, presos, perseguidos. Muchos factores militares no lo acompañan en su actitud de agresión a ciudadanos indefensos que ejercen su legítimo derecho a la protesta y a la búsqueda de un cambio democrático. Por esa razón, el dictador se rodea de los paramilitares mal llamados colectivos para agredir a la gente y generar el miedo que inmoviliza. Pero con ese pueblo que veo a diario en la calle, no va a poder.
En el caso de nuestro estado, además de los paramilitares que actúan bajo las órdenes del delincuente usurpador del Zulia y de su siempre fracasado secretario de Gobierno, tenemos grupos adscritos a organismos policiales que actúan de manera sangrienta en contra de la ciudadanía. No son oficiales ni agentes policiales. Son delincuentes disfrazados de policías que salen a la calle con armas y en vehículos del estado a amedrentar a todos y generar ese desasosiego. Vamos a identificar y a denunciar a cada uno de los delincuentes que con cargo o sin cargo, con uniforme o sin él, ordenan ataques como los que hemos visto y sufrido en los últimos días.
Veo en el pueblo zuliano y venezolano reciedumbre, actitud de resistencia, fuerza, convicción. El pueblo está decidido a salir de esto. Nadie quiere vivir como vivimos. Así que estamos dispuestos a todo. Pero tenemos la responsabilidad de ser cautos, de saber cuándo, en la calle, damos un paso al frente y cuándo debemos retroceder. No podemos ser carne de cañón para que nos maten, nos hieran o nos pongan presos sin derecho a defendernos. Así que estamos tomando las previsiones para ejercer nuestro legítimo derecho a la defensa.
El momento es duro. Esta semana quedó corroborada la injerencia civil y militar, cubana y rusa. Los venezolanos vamos a demostrar que estamos a la altura de la circunstancia que nos ha tocado vivir. Lleno de realismo político, puedo decir con propiedad que tenemos razones múltiples para ser optimistas. Entramos en una espiral indetenible que va a sacar a Maduro del poder y nos va a devolver la democracia.
La presión de calle se incrementará. Cada vez más organizados y movilizados. Los recursos de huelga general y de presencia en Miraflores siguen sobre la mesa. Toda la presión popular servirá para que se produzcan pronunciamientos definitivos en el mundo militar. También sigue en la mesa la posibilidad de actuación internacional que nos acompañe en la restitución de la democracia. Así que sigamos adelante.