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La descomposición de restos de carne, verduras y animales muertos mantiene el sector Corito de Haticos por arriba, cundido en una nube de moscas. La causa es un basurero a cielo abierto en plena avenida que a diario es alimentado por vecinos y comerciantes del mercado periférico de Corito. Gusanos, moscas, mal olor y el humo por la quema de la basura le impiden a los lugareños llevar una vida normal. Cocinar, hacer deporte y hasta hablar se hace imposible.
Mientras se espantaba las moscas de la cara para evitar que alguna se le metiera en la boca, Ramón Pereira, habitante del sector se lamentó: “hace más de un mes que las cuadrillas de los salserines no viene a limpiar esto, bueno ahora es responsabilidad del Gobernador. Aquí todo el mundo echa la basura, hasta personas pasan en carros y nada más se ven las bolsas caer”.
El hombre señaló como principal responsable de “este cochinero” a los comerciantes del mercado, “toda la basura que generan los locales la sacan para acá, sobre todo las carnicerías, aquí no hay consciencia”.
Otra época
La cancha y el parque del barrio Corito estaban operativos hace un año. Con nostalgia, sus habitantes recuerdan que por las tarde podían salir a trotar, jugar básquetbol o llevar a los niños, hoy el lugar es un vertedero de basura y caldo de cultivo para enfermedades en la piel, que ya afecta al menos 100 niños de la zona.
Alfredo Suárez, es uno de los que contribuye en la aglomeración de basura, dice que lo hace por hambre. “Yo colaboro con el mercado y saco la basura de las carnicerías y otros locales. La traigo hasta aquí y con eso me gano la papa”. Recalcó que si hubiera un container la basura no estaría “regada”, sin embargo confesó que lo que le importa es la comida que le dan y no el daño que hace. “Yo estoy pendiente de que no se incendie porque esto se pone más feo, pero lo importante es que me gano mi comida. Cuando venía el aseo yo los ayudaba a barrer, pero hace ya 21 días que no pasan por aquí”.
Al lado del liceo Jesús Enrique Lossada funciona un Centro de Diagnóstico Integral, ahí trabaja Janeidi Arce. Ella, debe atravesar a diario “el mosquero” para llegar a su lugar de trabajo. Dijo que en el CDI tanto pacientes como personal corren peligro de una epidemia debido a la cercanía con el foco contaminante. “Las moscas tienen invadidos los pasillos. Aun cuando el personal mantiene cerradas las puertas. Las moscas se meten por donde sea y como ahí se limpia con lo que hay, porque las cosas no llegan, es peor la cosa. Nosotros tenemos miedo de contagiarnos con algo”.
“Como una tacita de oro”
“El Gobernador dijo que iba a poner a Maracaibo como una tacita de cristal, pero todavía lo estamos esperando. Cuando el IMAU era de la alcaldía aquí venían todos los días a recoger la basura y a conversar con la gente para que aprendiera a botar sus desechos, ahora esto quedó en el abandono”, dijo Ángela González, vendedora de productos de limpieza del Mercado Periférico.
El cuadro infeccioso cada vez se extiende más. Los niños y jóvenes que practican en la cancha de grama artificial de la Escuela de Fútbol Menor Dancy Bravo han dejado de entrenar debido a que vecinos de otros sectores también echan la basura en sus instalaciones, según denunció la comerciante.
Para Ángela lo importante “es dar el ejemplo”, por eso se ha quejado varias veces con la presidencia del mercado para que prohíba a los comerciantes usar la plaza como vertedero, pero hasta ahora sus reclamos han sido en vano.
Peligro
Érika Fernández hace “milagros” para “salvar” a sus hijos de 10 y seis años. Uno de ellos ya fue diagnosticado con escabiosis, mientras que otros niños vecinos presentan cuadros de diarrea y vómito. “Yo mantengo la puerta y ventanas cerradas, echo cloro todos los días para ahuyentar las moscas, pero nada que puedo”. La madre confesó que a falta de dinero y medicamentos para tratar a su pequeño recurrió a los remedios caseros. “Una amiga me hizo un preparado con una crema y una inyección de uso veterinario para la sarna, y con eso lo curé”.