VI Domingo de Cuaresma

La virtud que debemos alcanzar en ese oscuro, arduo y tortuoso camino es la perseverancia; porque vendrán muchos momentos de dudas y de tentación, y solo con perseverancia continuaremos adelante; porque solo al final se verá si hemos amado más la gloria de los hombres o la gloria de Dios

En este cuarto Domingo de cuaresma la iglesia nos presenta, en el evangelio, aquel discurso que Jesús da a Nicodemo cuando el va de noche a hablar con el maestro (Jn 3,2).

Este marco temporal es de vital importancia para comprender, cómo iba este fariseo (Nicodemo) a hablar con Jesús; el iba con miedo; porque temía que sus mismos compañeros de partido lo expulsaran de la sinagoga. Y es interesante que el nombre “NiKódemos” en griego, significa, Niko: victoria, y demos: pueblo; esto sería “pueblo victorioso”.

Llama la atención que el autor sagrado haya reservado este nombre para un personaje que, con miedo, hace su entrada en la narrativa del evangelio. Más allá de los grandes temas teológicos que el discurso busca expresar, creo oportuno evidenciar la actitud inicial de este Fariseo que va a hablar con Jesús. Nicodemo va con miedo a hablar con aquel que el considera tiene la verdad, es decir hermanos, tener miedo, en el inicio del camino que sabemos es el correcto, es normal, es apropiado, es oportuno, es signo de que se está haciendo lo correcto.

La virtud que debemos alcanzar en ese oscuro, arduo y tortuoso camino es la perseverancia; porque vendrán muchos momentos de dudas y de tentación, y solo con perseverancia continuaremos adelante; porque solo al final se verá si hemos amado más la gloria de los hombres o la gloria de Dios (Jn 12,43).

El inicio lleno de miedo, el autor sagrado quiere expresar que Dios lo transforma en Victoria, en Victoria de Fe, en Victoria del Pueblo; por eso Nicodemo es expresión del pueblo fiel que con miedo inicia el camino hacia la victoria que solo Dios nos puede dar. 

 

Feliz Domingo para todos. 

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