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El homicidio del cual fue víctima Carlos Alfredo Rojas (30), en una parcela donde vivía y trabajaba en La Ceiba, Trujillo y que se registró, el pasado jueves en la noche, solo la esposa estaba en la propiedad, publicó Diario Los Andes.
Consternada quedó la dama quien tiene tres meses de gestación y tal es su estado por el trágico momento que no puede ni hablar, “está fuera de sí” indicaron los parientes de Rojas.
Al parecer residía en Las Adjuntas de La Ceiba huyendo del pasado marcado por el delito en San Timoteo de Baralt, en el Zulia.
“Tenía dos años trabajando en La Ceiba en una parcela” indicó su hermano Alfredo Rojas Uzcátegui, quien aclaró que su cédula fue la que salió en la prensa y no corresponde a la del fallecido.
Los investigadores solicitaron la documentación del fallecido a los familiares de Carlos Alfredo, pero no tenía cédula porque la había perdido hace mucho tiempo y no la solicitó de nuevo; por lo cual la única que tenían en mano para tramitar el caso era la del pariente y se confundió con la del occiso.
Los allegados comentaron que el infortunado sí contaba con la constancia por parte de la prefectura del 3 de febrero, por la pérdida de su documento de identidad.
A la víctima le efectuaron varios disparos y luego lo calcinaron, según fuentes policiales, a Rojas, era apodado “Calito La Muerte” y fue parte de un grupo delictivo en el Zulia llamado Los Mangos.
El tipo de muerte evidencia ensañamiento, para los asesinos no bastaban las heridas por arma de fuego y no se detuvieron hasta que el cuerpo quedó impregnado de ceniza.
Como los parientes residen en el municipio Baralt de la entidad zuliana, luego de la necropsia en la unidad de patología del Hospital Pedro Emilio Carrillo de Valera, emitieron el certificado de defunción y pudieron trasladarlo al estado fronterizo.