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Venezuela es un problema internacional. Lo que ocurre no puede serle indiferente a la comunidad internacional. Un país inmensamente rico ha sido destruido por un gobierno que se mantiene en el poder por la vía del terror de Estado e impide la autodeterminación de su propio pueblo.
Discuten si debe haber una intervención lícita por la vía de violación de tratados, si es de carácter humanitario o de si es para proteger a la población civil víctima de la violación constante de derechos humanos por parte del régimen en el poder.
Vientos abiertos y encubiertos de intervención, no necesariamente de carácter armado o de preguerra. Pide intervención la OEA al aplicar la Carta Democrática, habla de intervención el New York Times al pedirle al gobierno norteamericano que deje la pasividad ante el caso venezolano. Piden intervención los 21 expresidentes del mundo que comprueban cómo se agrava la situación.
Existe una intervención encubierta de Rusia y Estados Unidos que recuerda el pacto Johnson-Bréznev de tiempos de la guerra fría, en que estas potencias se repartían el mundo. Santo Domingo y Checoslovaquia son los ejemplos. El expresidente boliviano Jorge Quiroga acusó esta semana al presidente Obama y al papa Francisco de no ser lo suficientemente sinceros respecto a la situación de Venezuela, al sacrificar a esta, anteponiéndola a los arreglos con Cuba y a la paz en Colombia. ¿Intervención por omisión?
Rusia advirtió en estos días que no acepta ninguna intervención, que eso lo deben resolver los venezolanos. Una advertencia, porque Venezuela está endeudada por compra de armamentos con Rusia. El presidente Kuczynski del Perú planteó en la Cumbre Iberoamericana la necesidad de enviar una misión. La canciller Delcy Rodríguez tan amiga de denunciar injerencias del imperio, con el presidente Evo Morales, beneficiado por el dinero de Venezuela, denunció otra intervención más no probada de Estados Unidos.
Las Naciones Unidas desde Ginebra examinarán por segunda vez la cuestión venezolana. Los gobiernos de Argentina, Chile, Colombia, Guatemala, Costa Rica, Panamá, Brasil, Paraguay, Uruguay, España, Vaticano, Honduras, se han manifestado por lo que ocurre en Venezuela.
Vale la pena preguntarse entonces si el Gobierno venezolano ante una oposición que algunos cuantifican como del 85 %, está sostenido por intereses internacionales de potencias extracontinentales o de gobiernos parásitos del petróleo venezolano.