“Vientos electorales”

 

Tenemos una gran oportunidad. Al Gobierno no le conviene quedarse solo en el ring con grandes índices de impopularidad. ¿Nos quedaremos sentados viendo cómo se pasa la oportunidad? ¿No lucharemos entonces? A veces lo que es mediáticamente popular no es lo políticamente correcto

Ya desde hace unas cuantas semanas, el debate público venezolano se ha centrado en la inminencia de nuevas elecciones, en la pertinencia de la fecha y en las condiciones para acudir a las urnas electorales. 

En realidad, cabe preguntarse si la presencia de este tema ha desaparecido en algún momento de la opinión pública, cuando siempre se ha sostenido que desencuentros del calibre de lo que hoy vivimos en la sociedad venezolana, solamente se pueden dirimir con una cita comicial, como una manera de sanar a la colectividad, pasar la página y poder seguir adelante con una nueva etapa histórica de la nació. 

El rumbo de la ruta electoral venezolana ha sido errático en los últimos tiempos. Esto último no es de extrañarse, ante la reiterada frustración de la gente que no se siente escuchada, a lo cual se suma todo el panorama adverso que hoy debemos enfrentar en nuestra tierra a nivel social y económico. 

Sin duda, la falta de credibilidad que se ha ganado a pulso un proyecto político que se ha empeñado en defraudar una y otra vez a sus propios electores, ha hecho que sepulten su propio capital. Y la novedad no es que nadie crea en la actual administración; la novedad es que, entre los innumerables incrédulos, se cuentan hoy sus propios seguidores. 

La lectura de estos y otros hechos, puede ser la necesidad de convocar gente para que participe de una u otra manera en el evento comicial, tras evaluar que el desplome de la credibilidad en decisiones que van de lo impositivo a lo errático, está espantando incluso a quienes los seguían incondicionalmente. 

¿Habrá llegado el momento esperado? Ese, en el cual quienes hoy llevan las riendas del país entiendan que el cúmulo de errores es tal que hace insostenible el rumbo actual. Ni lo afirmamos ni lo negamos. Pero sí invitamos a observar. Y a hacerlo con la cabeza fría que debe caracterizar a los movimientos políticos, si es que se busca ser acertado en las acciones, aún a pesar de padecer una situación francamente desesperante. 

Al Gobierno no le conviene quedarse solo en el ring, porque no habrá espectáculo. Y menos aún, puede permanecer inmóvil ante la desmotivación de sus propios seguidores. Tenemos una gran oportunidad. Un Gobierno con grandes índices de impopularidad. ¿Nos quedaremos sentados viendo cómo se pasa la oportunidad? ¿No lucharemos entonces? A veces lo que es mediáticamente popular no es lo políticamente correcto.

 

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