Una
El próximo domingo 28 de junio se celebrarán las elecciones internas del partido más grande, democrático y de mayor fuerza y capacidad organizativa de la historia nacional. Una vez más la historia nos exige actuar para enrumbar el destino del país, de cara a los comicios nacionales que se celebrarán este año para escoger una nueva Asamblea Nacional.
Sin embargo una mala lectura de la coyuntura pudiera condicionar en algunos su capacidad de compromiso revolucionario, dada la perversa campaña de desgaste que a través de la guerra económica ha puesto en tela de juicio la efectividad de la política revolucionaria para la conducción de la economía nacional y el desarrollo integral del país, quienes plantean como solución la falacia de “cambiar el modelo” y convertir la AN en un reducto oposicionista. Para todos aquellos bien vale recordar que de no haber sido por la fuerza mayoritaria chavista en la AN, poco o muy poco hubiera podido hacer el presidente Nicolás Maduro para enfrentar el acaparamiento, la especulación y el sobreprecio. Ha sido precisamente la mayoría popular chavista en el Parlamento, la que ha permitido que a pesar de la ofensiva nacional e internacional contra las finanzas del país, el Gobierno popular contará con el marco jurídico para derrotar a los empresarios corruptos, proteger el sueldo y las políticas de asistencia social de las grandes mayorías y, muy importante, emprender una fuerte lucha contra cualquier forma de corrupción que desde el Estado se preste para actuar contra el pueblo. En caso contrario imaginemos una Asamblea llena de buitres y apátridas negando al pueblo aumento salarial, esquivando las causas reales de la crisis, abriendo las puertas al intervencionismo imperial.
Por ello participar en las elecciones internas del PSUV no solo es un acto de disciplina revolucionaria, sino la mejor manera de garantizar la continuidad del legado de Chávez, ser coherentes con su propuesta política, sabiendo escoger entre pares a los mejores representantes del pueblo para el poder legislativo. No podemos negar las dificultades de la coyuntura económica nacional, pero jamás estará la solución en volver al pasado neoliberal e inmoral de la cuarta república. Este domingo 28 de junio vamos a reafirmar el orgullo y la honra de ser hijos de Chávez. Por ello entre votar o no votar, no puede haber dilema.