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El Gobierno venezolano empezó a desmantelar los controles de precios para buscar palear la amplia agitación social de los últimos meses, reseño el diario.
Este cambio permite que los gobiernos estatales y los minoristas privados con acceso a dólares, importen desde salsa de tomate hasta arroz de países vecinos como Brasil, Colombia y Trinidad y Tobago.
“El gobierno trajo comida para que nos quedáramos tranquilos, porque el hambre tumba gobiernos”, aseguró Fidel Suarez, un contador de Maracaibo.
Las compras bajo este sistema son prácticamente ilegales debido a que las leyes y los decretos que fijan los precios de los alimentos no han cambiado.
“El lado negativo para los venezolanos es un tremendo aumento de los precios, a veces hasta 20 veces el precio regulado”. Esto está alimentando aún más una inflación que el Fondo Monetario Internacional (FMI), predice que subirá en 500 % este año, la mayoría del mundo” publicó el WJS.