¿Y ahora qué?

El juego está trancado entre el Legislativo, haciendo nuevas leyes, y el Judicial bloqueándolas de antemano, aunque ya Maduro manda por decreto, sin ningún apego a la ley

No cabe la menor duda que la Toma de Caracas fue una victoria épica que sobrepasó todas las predicciones, pero no se logró el objetivo del referendo 2016 y quedó claro que este Gobierno de forajidos no va a entregar el poder por las buenas.

El juego está trancado entre el Legislativo, haciendo nuevas leyes, y el Judicial bloqueándolas de antemano, aunque ya Maduro manda por decreto, sin ningún apego a la ley, y con el apoyo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el Consejo Nacional Electoral (CNE) y de los militares convertidos en bandas del PSUV. Para colmo se habla de cerrar la Asamblea Nacional y de levantar la inmunidad parlamentaria de los diputados.

Mientras tanto, el Gobierno le da largas al referendo (casi 90 días) para que no se realice en 2016, en espera del desgaste de una Asamblea que ha podido hacer muy poco en ocho meses. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD) debe atacar por todos lados simultáneamente. Además del revocatorio, debe insistir en las elecciones locales de gobernadores, alcaldes y legisladores para este año, y en la desobediencia civil (Art. 350).

Otro artículo de la Constitución que vale la pena revivir es el 227 que reza que para ser presidentes obliga “ser venezolano por nacimiento y no poseer otra nacionalidad”. Ya el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ha sentenciado que ante múltiples nacionalidades y una de ellas sea la venezolana, será esta la que tenga prevalencia en todo lo concerniente al régimen jurídico aplicable a la misma”. ¿Sentencia mata Constitución? No puede ser.

El Art. 233 indica que la Asamblea Nacional tiene la potestad única (no puede ser apelada por el Tribunal Supremo de Justicia), tan solo con el 51 por ciento de los votos (que los tiene), de destituir (juicio administrativo) al Presidente de la República por faltar a sus funciones administrativas (lo que ha quedado demostrado con la ruina del país y la paliza del 6 de diciembre) teniendo el privilegio de libremente interpretar tal vacío operacional como abandono del cargo. 

¿Por qué no lo han hecho? Según un editorial de la página Primer Poder, porque un partido de la oposición dentro de la Asamblea Nacional se opone. El mismo que ha dilatado los procesos contra los jueces exprés del Tribunal  Supremo de Justicia y la remoción de las cuatro señoras del Consejo Nacional Electoral. ¿Por qué el silencio? Por el temor a fracturar la Unidad. Pues pónganse los patines porque nos vamos a quedar sin el pan y sin el queso. Que oiga quien tiene oídos…

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