Maduro
Quién podría imaginar que 40 años después de haber superado Venezuela, con la caída de Pérez Jiménez los horrores de una dictadura, los venezolanos volviéramos a caer en manos de un régimen con profunda vocación totalitaria, pero con un ropaje democrático que se lo da el hecho de haber sido electo en unas elecciones libres y secretas.
Nicolás Maduro, hombre sin ningún tipo de educación formal, pero ducho en las artes de la lisonja, una de las debilidades del dictadorzuelo Chávez, es designado sucesor por el difunto antes de partir al sitio donde le aseguró al Cardenal Ignacio Velazco que se verían.
Elegido precariamente, con un poco más del uno por ciento del electorado que salió a votar en las elecciones del 2013, Nicolás Maduro continúa aplicando las políticas de su antecesor, que ya venían causando estragos en la economía venezolana, hasta que le estalla en su propia cara la grave crisis que hoy vivimos todos, sin excepción.
La poca popularidad que tenía desde el principio de su mandato se viene al suelo. Sus candidatos sufren una vergonzosa derrota en las elecciones para elegir la Asamblea Nacional el 6 de diciembre del 2015.
Maduro, consciente de su triste realidad de mandatario sin apoyo popular, ha sacado a relucir su casta de tirano, y actúa como el rocambolesco dictador romano, el emperador Claudio, quien según los historiadores tenía el aspecto de un idiota inofensivo pero capaz de las peores cosas contra quienes se le atravesaran en su camino.
Maduro viola la Constitución a su antojo, se la mete por el bolsillo de atrás a cada instante, sin embargo la utiliza para justificar cuanto le convenga. Al fin y al cabo, la Constitución sirve para todo, según afirmaba Chávez.
Afirma que el revocatorio no va sin importarle que lo contemple la Constitución. Se niega a presentar el presupuesto de la nación ante la Asamblea Nacional y en ello lo apoya el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) con una sentencia ilegal. Amenaza a gobernadores y alcaldes de la oposición con no enviarles un bolívar sino reconocen su decisión inconstitucional.
Sólo en regímenes personalistas de la historia republicana de Venezuela, se había observado cómo los tiranos violaban la Constitución que redactaban a su medida.
Esta lamentable situación, sólo tiene una salida y no es otra que el refrendo revocatorio, de allí la necesidad que toda Venezuela salga a las calles los días 26, 27 y 28 de octubre para confirmar su decisión de convocar un revocatorio para sacar a Maduro de la Presidencia, donde nunca debió llegar.