Yo quiero ser…

Los padres del hoy Presidente no fueron la excepción, nunca le dijeron que cuando le saliera el bozo ellos aspiraban que fuese Presidente de Venezuela o en su defecto de otra República

El padre asegura será un ingeniero; la madre pretende que sea doctor; las tías quisieran que fuera banquero;  un hombre de mundo un gran seductor; la abuela sugiere que aprenda un oficio; para que la vida se pueda ganar; en tanto el abuelo augura que el niño; se pondrá las botas, será militar Alberto Cortez

Tuve la suerte, creo yo, que nadie me dijo que quería que yo fuera tal o cual cosa, me alegro de ser hoy lo que yo siempre quise ser. Aunque de verdad eso de ser sociólogo es una vaina bien complicada, porque a la hora de explicar que es lo que hacemos casi siempre guardamos silencio por exactamente diez minutos, luego no paramos de hablar, casi siempre, para no decir con exactitud lo que hacemos.

En mi caso, jamás escuché de mi madre que ella quería que yo fuera, por ejemplo, médico o abogado, que son de las favoritas  de nuestros padres. Y gracias a Dios a ella no se le ocurrió decirme por ejemplo: “ Endito, yo quiero que cuando seas grande seas presidente de Venezuela”.

En verdad, no sé si hay padres, que desde chiquito le pueden decir a un hijo semejante cosa, tal vez, con la sola excepción de Eduardo Fernández, que desde bebe, justo cuando salió de la maternidad en el regazo de su señora madre, salió enfundado en un smoking negro cruzado con una banda tricolor que rezaba: ”Presidente de la Republica de Venezuela”.

Creo que muy pocos pudieran tener la suerte del extinto presidente Chávez, quien como militar no fue brillante, mas bien algo mediocre, según nos cuenta Thays Peñalver en su libro: “La conspiración de los 12 golpes”, pero que dentro de ella pudo ser, temporalmente:pelotero, pero sacado rápidamente del róster y bajado al equipo de softball; fue bombero, administrador de lo que en el Ejército se llama “rancho”; pero sobre todo donde realmente fue un as fue como presentador de eventos folclóricos y culturales, con gestos que a todos los presentes en esos eventos les recordaba a Renny Ottolina de tal manera que a muchos altos oficiales de esos días se les oyó decir que eso (un animador a lo Ottolina) es lo que le hacía falta al Ejército .

Pero, de lo que sí estoy seguro es que ni la mamá, ni la abuela de Hugo Chávez, le dijeron a él que ellas querían que fuese Presidente de al República. Incluso, su abuela, -contado por el mismo Chávez-, muchas veces le dijo que se saliera del Ejército que él para eso no servía: pero él no escuchó el sabio consejo de su abuela y terminó echándonos una gran vaina a los venezolanos cuando se hizo Presidente.

Igual estoy seguro, ocurrió con Maduro. Los papás conocen mejor que nadie a sus hijos y los padres del hoy Presidente no fueron la excepción, nunca le dijeron a Nicolás que cuando le saliera el bozo ellos aspiraban que fuese Presidente de Venezuela o en su defecto de otra República y a diferencia de Chávez él sí les hizo caso. Nicolás se inclinó por la conducción de vehículos a motor y así se convirtió en chofer de autobús, que es un honorable y útil oficio. Solo que el destino le jugó una mala pasada al país y por un golpe de la fatalidad llegó a la Presidencia. Y es así como todos pagamos el enorme precio de haber sido dirigidos por hombres que nunca supieron para qué eran buenos. 

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