¡Zuas, desaparecieron las actas!

 

El oficialismo ayer emuló el milagro realizado por Jesucristo cuando efectuó la multiplicación de los panes, en el monte cerca del mar de Galilea. Estamos estupefactos ante la grosera actuación del régimen en las elecciones de ayer

Un amigo, historiador, me contaba una anécdota sobre el maestro Andrés Bello, ocurrida en la Universidad de Chile. Para aquella época, parece que al maestro le encantaba tener “encuentros cercanos” con jóvenes universitarias. En una de esas lides, fue capturado en flagrancia por una de las profesoras, quien al abrir un aula se quedo boquiabierta por lo que encontró: -Profesor, ¡estoy sorprendida por su conducta! dijo la profesora. El maestro sin inmutarse le respondió: “Profesora, aprenda a utilizar los términos, ¡aquí el sorprendido soy yo!. Usted lo que está es estupefacta. 

Hoy al igual que la profesora en cuestión, los venezolanos no estamos sorprendidos. Estamos estupefactos ante la grosera actuación del régimen en las elecciones de ayer. El oficialismo ayer emuló el milagro realizado por Jesucristo cuando efectuó la multiplicación de los panes, en  el monte cerca del mar de Galilea. 

No encuentro explicación lógica al hecho de que, un actor político con un rechazo que supera el 80 %, impúdicamente se acaba de auto-adjudicar la victoria en 17 de 23 elecciones en juego. No se trata de comenzar a buscar culpables entre nosotros mismos, porque el adversario lo tenemos enfrente y bien armado, por cierto. Se trata de hacer un análisis serio para tratar de determinar las causas de este fraude intergaláctico. 

Preguntarnos si efectivamente teníamos los testigos en todas las mesas y de ser así:  ¿Qué pasó con ellos? ¿Los intimidaron? ¿Los compraron? ¿Pudieron crear centros nuevos en forma soterrada? O como tantas veces se ha dicho: hackers rusos, nicaragüenses  o de cualquier parte, fueron capaces de alterar la legítima voluntad del pueblo.

Estas y otras interrogantes deberán ser respondidas en los días venideros para seguir manteniendo la credibilidad de los electores internos y la confianza depositada en nosotros por la comunidad internacional. ¿Porque sino? ¡zuas, aparecieron y se quedaron los votos! prescindo en esta expresión del sonido onomatopéyico que acompaña al grito de alarma, expresado por un actor de televisión, ante la posible pérdida del dinero, depositado en su cuenta, con motivo del pago de su pensión.  

Tengo la percepción de que este descalabro llevará a la depresión, una vez más, a la mayoría opositora y contribuirá a incrementar la diáspora venezolana en el mundo. ¡Ojalá me equivoque¡ Ruego a Dios que este nuevo avatar nos permita, como pueblo, fortalecer nuestro pensamiento crítico y desarrollar una mayor perspicacia ante los hechos objetivos. 

 

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