Patria y tranquilidad

Fidel Castro (Cuba) y Kim Jongil (Corea del Norte), fueron fundadores de dinastías, que han mantenido por décadas a sus pueblos sumisos y conformistas alejados totalmente de la realidad del mundo externo, y de la oportunidad de ser mejores o peores según su elección. Otros fueron Stalin y sus sucesores en Rusia, y Mao Tse Don en China, quienes en nombre de la utopía comunista, mantuvieron a sus países en el peor de las miserias durante más de 70 años

Según Nietzsche, respecto a la política en “Más allá del bien y del mal” (pueblos y patrias), la tranquilidad ciudadana de países de Latinoamérica y de otras latitudes, se ha aguijoneado, ha sido sacudida. Considerando esta premisa, se debe entender que: ¡la gente con regímenes propiamente democráticos no debe dejarse embaucar por medios líderes “demagogos” que, al tomar las riendas del Gobierno, solo quieren eternizarse en el poder! En este sentido, el filósofo advierte que estos líderes “no son grandes sino, locos, locos con poder”. 

Las evidencias son claras, por ejemplo, Fidel Castro (Cuba) y Kim Jongil (Corea del Norte), fueron fundadores de dinastías, que han mantenido por décadas a sus pueblos sumisos y conformistas alejados totalmente de la realidad del mundo externo, y de la oportunidad de ser mejores o peores según su elección. Otros fueron Stalin y sus sucesores en Rusia, y Mao Tse Don en China, quienes en nombre de la utopía comunista (disculpa, Tomás Moro) mantuvieron a sus países en el peor de las miserias durante más de 70 años, pero eso sí, desarrollándoles en la carrera armamentista, no para defender a la patria o nación, sino en contra de la disidencia y opositores al régimen, incluso de gentes de su partido. O sea, crean gobiernos fuertes en nombre de los pobres para mantenerse en el poder y volverse ricos.

Son líderes (siniestros, de izquierda) seguidores de la saga marxista-leninista, basada en manejar al proletariado -tontos útiles-  con un axioma de: hambre, terror mediático, y de hecho, generan hambre colectiva para luego paliarle con miserias de provisiones; JAP, CLAP, Libretas de Racionamientos y otros especímenes de la misma índole. Persiguen toda disidencia por sublime que sea, aunado a controles de cambios monetarios y de movimiento ciudadano. 

Esta coerción es reforzada, mediante la promoción de estrategias geopolíticas -“el proletariado internacional, Foro de Sao paulo”-  proselitistas en aras de fortalecerles con lavado de cerebro o adoctrinamiento de pueblos y la anuencia de sus gobiernos, ligado a patrones grotescos como: ridiculizar y criminalizar a la oposición; denuncian un enemigo poderoso, que si no existe lo inventan, dizque aliado a los opositores o disidentes, pretendiendo  desmoralizarles y acusarles de traidores.

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