Yo no soy socialista

 

En nuestro caso, no se trata de un “socialismo mal empleado” sino de un pésimo y nefasto Gobierno. Era un niño cuando la Europa de la postguerra quedó dividida en una sección libre y dichosa, y en otra comunista (23 países) esclavizada y triste. No obstante, la gente ponderaba a la gloriosa Unión Soviética al tiempo que despotricaba de Occidente

El artículo de la semana pasada titulado “El peor de los socialismos”, ha creado cierto desconcierto en algunos de mis amables y consecuentes lectores, por quienes profeso gran consideración y respeto y a los cuales pido mil disculpas por no haber sido suficientemente explícito. El referido escrito tenía la intención de exponer la mala suerte que tuvimos los venezolanos al formar parte de uno de los tres “socialismos” que plagan a Latinoamérica. 

Como si fuera poco, nos tocó ser el único país que para imponer la obsoleta ideología, sufrió adrede la destrucción total de su pueblo. De allí el contraste con Ecuador, que no obstante su pensamiento errado, no ha arruinado a su país y por el contrario se ha mantenido progresista y abierto a la inversión, con el cochino dólar imperialista y todo (eso no se puede negar).

Otro ejemplo fue el Brasil de Lula que logró incorporar 30 millones de pobres a la clase media; o la China comunista que hace uso del capitalismo de Estado. La conclusión es que en nuestro caso, no se trata de un “socialismo mal empleado” sino de un pésimo y nefasto Gobierno.

Era un niño cuando la Europa de la postguerra quedó dividida en una sección libre y dichosa, y en otra comunista (23 países) esclavizada y triste. No obstante, la gente ponderaba a la gloriosa Unión Soviética al tiempo que despotricaba de Occidente.

El sádico de Stalin, con su régimen de terror hizo ver a Hitler como niño de pecho y sin embargo, era venerado como héroe. Surgieron las masacres de Hungría y Checoslovaquia, los genocidios de Mao y de Pol Pot, y nada que se inmutaban.

Alguien tiene que hacerle entender a los retrógrados chavistas, que el Muro de Berlín se construyó, no sólo para evitar el éxodo humano, sino también para evitar el bachaqueo de quienes compraban productos regulados en Berlín Oriental para revenderlos a precios de mercado en el Berlín libre. 

Este Gobierno es incapaz de entender las razones por las cuales el dichoso muro de la vergüenza se desmoronó en 1989, y por qué la gloriosa Unión Soviética se desintegró en 16 países en 1991, todos los cuales volvieron o están en camino hacia el capitalismo, incluyendo China. Mientras tanto nosotros, dentro de siete días marchamos directo al comunismo. Que oiga quien tiene oídos…

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