Mató a su vecino porque le dijo drogadicto a su hijo

El cuerpo de Antonio lo trasladaron en una furgoneta a la medicatura forense de Maracaibo. (Archivo)

La homicida permanece evadida, los detectives del Eje de Homicidios de la Policía científica están tras su paradero. Familiares del infortunado claman justicia, esperan que el caso no sea olvidado. Yinelza Barboza (38) asesinó de un tiro a Antonio Guzmán (23), su vecino, en una calle del barrio Nuevo Renacer. La víctima le dijo “marihuanero” a su hijo, eso bastó para que arremetiera contra ella

Unas cuantas palabras de su hijo bastaron para que Yinelza Carolina Barboza Yerena, de 38 años, tomara una escopeta que tenía en su vivienda para accionarla con furia hacia un vecino de la calle 217A del barrio Nuevo Renacer, parroquia Los Cortijos del municipio San Francisco.

La víctima era Antonio Ricardo Guzmán Reyes, de 23 años. Salió el pasado miércoles a las 10.30 de la mañana, a comprar yuca, la dejó en la casa donde habitaba con su madre y su pareja con cinco meses de embarazo; luego se dirigió a la residencia de una tía, que vive en frente de Barboza.

Los vecinos de la barriada aseguran que todo ocurrió a raíz de una discusión del “Ñaño”, como le decían por cariño a Antonio, y el hijo de Yinelza, de 17 años. Al salir de la casa de su tía, se topó con el joven, y lo llamó “Frankenstein”, momento en que se generó la pelea. El muchacho vio a su madre acercarse, y aprovechó para decirle que el hombre lo llamó “marihuanero”.

La rabia se apoderó de la mujer y tomó un tubo para golpear a la víctima, quien le tiraba piedras a su hijo. Como no logró contener la situación, le gritó desde la puerta de su casa a su esposo que le pasara la escopeta para matar a Guzmán. En el lugar donde se escuchaban gritos, maldiciones y piedras chocando contra el suelo y las paredes, se escuchó un repentino silencio después de una fuerte detonación.

Familiares de Antonio comentaron que el muchacho yacía tendido en el suelo, con un disparo de escopeta en el pecho, de donde le brotaba sangre que se impregnaba a su ropa. Había sido Yinelza, su homicida. Tiró la escopeta dentro de su casa, alistó a sus cuatro hijos, de dos, 10, 14 y 17 años, y se los llevó hacia la morada de una quinta hija, mayor de edad.

Pasaron unos cuantos minutos cuando la comisión de la Policía científica llegó para levantar el cadáver del muchacho tiroteado. Recolectaron las evidencias y realizaron las entrevistas a testigos para recabar información que pudiera dar con el paradero de la asesina. Apenas la casa quedó sola, vecinos de la comunidad irrumpieron en la morada para saquearla y llevarse todo lo que consiguieron en su interior.

Escape

Los dolientes de la víctima, comentaron que la mujer tiene un hijo en el vecino país de Colombia, lugar a donde presumen que huyó para evadirse de las autoridades. Informaron que sus dos hijos, el implicado en el pleito y otro apodado el “Cara bonita”, son consumidores y distribuidores de droga. Revelaron a su vez que Guzmán también lo hacía, pero que era un muchacho que no se metía con nadie y de actitud tranquila.

Los sabuesos de la Policía científica presumen que el pleito se originó a causa de algún problema de los jóvenes en relación con la droga.

 

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