La erótica del poder sedujo y atrajo a muchos que hoy están señalados como “enchufados”, y a otros, que con mayor sinvergüenzura, se despojaron de todos los valores y principios, y organizaron sus grupos mafiosos para participar en el más grandioso saqueo de la nación
“Hay algo más peligroso que unos dioses insatisfechos e irresponsable que no saben lo que quieren?” Yuval Harari
Si no sabemos qué hacer con nuestra inteligencia, entonces estamos perdidos. En contra de la teoría de Lombroso, según la cual todos los delincuentes tienen caracteres psicosomáticos que los delatan, la gran mayoría de ellos son simpáticos, con grandes excepciones, sin duda. Cada quien puede hacer una lista de los 100 personajes más antipáticos de este régimen. Audaces hay muchos, pero inteligentes no, sus argucias superan cualquier raciocinio; soberbios y cínicos, hay otros tantos, como si el poder les fuera a durar toda la vida; eso sí, despiadados e insensibles como todos los que han decidido poner su poca o mucha inteligencia al servicio de la maldad.
Los venezolanos de nuestra generación y subsiguientes, pasamos un largo período de nuestra existencia alejados del quehacer político, más preocupados por nuestro ascenso social, aprovechando las oportunidades que nos brindaba una democracia con todas sus imperfecciones, por lo que dejamos su ejercicio siempre en unos pocos grupos, hasta que su ejercicio se degradó y un encantador de serpientes con su demagogia, su populismo, egocentrismo, elocuencia engañosa y actitud teatral llegó al poder, formó sus bandas, se apropió y repartió las riquezas del país entre sus más leales, propició y generalizó la corrupción y puso en práctica los antivalores adormecidos en la sociedad, hasta descomponerlo todo.
La erótica del poder sedujo y atrajo a muchos que hoy están señalados como “enchufados”, y a otros, que con mayor sinvergüenzura, se despojaron de todos los valores y principios y organizaron sus grupos mafiosos para participar en el más grandioso saqueo de la nación, provocando sin rubor, el peor desbarajuste económico y social que ha sufrido país alguno en el globo terráqueo. Hoy tenemos la evidencia de que los funcionarios públicos sin escrúpulos son más costosos para el país “que un ojo de la cara”.
Nos corresponde a la gran mayoría de los venezolanos, echar mano a nuestras reservas morales y poner nuestra inteligencia al servicio del bien, con humildad, con firmeza, con unidad de propósito y claridad, para hacer lo que hay que hacer: adecentar el país, poner al frente de la conducción de él a los más capaces, idóneos y honestos, que quieran y puedan asumir su reconstrucción y recomposición social como un apostolado, con la firme convicción de que estamos dejando atrás este episodio histórico indeseable y haciendo posible ese ensueño que llamamos Patria, tal como lo señala el Art. 2 de la vigente Constitución Nacional: “Venezuela se constituye en un Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social y en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político”, y cuyo camino nos orienta hoy, el manifiesto del recién finalizado Congreso convocado por el Frente Amplio Venezuela Libre el día 26 de noviembre de este año 2018.