La oposición no aprende

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Lo que vemos y palpamos nos dice sin ninguna duda que el que viene no será el tiempo de los vivos y audaces de siempre, de los patiquines de la política que actúan en contubernios capitalinos de restaurantes, cafés, mensajería celular y conciliábulos clandestinos, confiados que en sus manos están las llaves que abrirán el nuevo escenario político nacional

Por los precipitados pasos que dan algunos dirigentes opositores parecieran no hubieran asimilado la lección extraída de estos 15 años de gobierno chavista-madurista que nos muestran que como consecuencia de las ambiciones, egos desatados y la mediocridad de aquellos que consideran que es a ellos a quienes corresponderá promover ilusiones y expectativas y cuál deberá ser el nuevo liderazgo que tendrá la tarea de reconstruir nuestro devastado país, en ese empeño no se dan cuenta que al igual como sucedió en los años previos a la llegada del sátrapa fallecido, el liderazgo de entonces, confabulado y creyendo en lo mismo, cometieron todos los desaciertos, traiciones y complicidades para contribuir a la caída del sistema democrático que con todas sus imperfecciones nos permitía vivir en armonía, en paz política y solidaridad y con una economía que no reflejaba el desastre en que hoy nos encontramos. Es verdad que el actual gobierno está moribundo y boqueando pero ese hecho irreversible no puede ser motivo para que de nuevo irresponsablemente se hagan cálculos por quienes  no cesan en posición adelantada de impulsar las jugadas definitorias para que una victoria que está a la vista recaiga solo en sus manos y en consecuencia ser los beneficiarios de un nuevo amanecer que los coloque en posiciones privilegiadas frente al resto del pueblo que dentro y fuera del país ha sufrido toda la maldad que desde el gobierno se ha ejecutado contra el y el cual aferrado a su fe democrática ha expuesto todo para evitarle al país más humillación y dictadura y el irrespeto a los DDHH por quienes han usufructuado el gobierno para enriquecerse. Lo que vemos y palpamos nos dice sin ninguna duda que el que viene no será el tiempo de los vivos y audaces de siempre, de los patiquines de la política que actúan en contubernios capitalinos de restaurantes, cafés, mensajería celular y conciliábulos clandestinos, confiados que en sus manos están las llaves que abrirán el nuevo escenario político nacional. Que ni se les ocurra ignorar la existencia vital del pueblo democrático. La voz y los votos están allí y en la calle, libres y conscientes de lo que hay que hacer. Ese pueblo no tolerara la repetición de los mismos errores que se pretende sustentar en un discurso  que ofrece cambios que no serán tales. El nuevo país será obra de quienes más han sufrido. No se equivoquen  

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