Esa
“Lo que nos define como seres humanos es nuestra capacidad de decidir e inventar acciones que transformen la realidad. . . y a nosotros mismos”. F. Savater
La importancia del voto este 6-D es vital para la libertad como principio y esencia de nuestra condición humana y para la democracia como forma de organización para la convivencia en paz y en prosperidad. El destino de nuestros líderes fundamentales: Leopoldo, Antonio, Manuel y tantos otros inocentes en el exilio y en las asquerosas cárceles venezolanas depende de nuestra responsabilidad de ir a votar, de cuidar y defender cada voto a capa y espada.
El régimen, consciente de que las trampas electorales y el ventajismo oficial y abusivo no le son suficientes para cambiar la decidida actitud de cambio del pueblo venezolano, ha puesto en práctica toda la brutalidad de que es capaz, todos sus mecanismos de coacción, coerción, intimidación y terror, al extremo de atacar y de ser necesario matar a mansalva a miembros de la oposición democrática, como muestra de su primitivismo político y la desesperación por la inminente pérdida de una porción de poder.
La valiente actitud de la mujer venezolana hoy representada en Lilian Tintori, Mitzy de Ledezma, Eveling de Rosales y tantas otras en la extensión del territorio, le inyecta ánimo a los militantes y simpatizantes de la Unidad lo cual ha permitido observar una imparable voluntad de cambio popular.
El régimen con todo el poder de las armas y el manejo inescrupuloso de los recursos, no ha podido ni podrá doblegar la decisión de un pueblo que se hastió de la mentira permanente, porque siente en carne propia el escarnio de la pobreza y se resiste a formar parte de los cantones de miseria que ya se observan en el país. Un pueblo que se decepcionó ante el latrocinio sin pudor ni vergüenza, a la vista de todos, cuyas riquezas se pavonean con opulencia y boato por el mundo. Esa actitud farisea de los cultores del socialismo del siglo XXI, ha impulsado a sus propios militantes y seguidores a castigar la rapiña gubernamental y a poner sus esperanzas en nuevos actores de talante democrático y de insospechada honestidad, de allí la responsabilidad de los aspirantes a representantes del pueblo en la AN.
El pueblo sabe lo que tiene que hacer; sabe que su voto es una acción creadora de humanidad, porque está en juego su libertad, su democracia y su futuro.