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Entre las aberraciones que propulsó el difunto están los grupos armados llamados “colectivos” que practican acciones paramilitares. Desde el 2000 se les conoce como círculos bolivarianos, especialistas en la represión violenta de la protesta pacífica de la oposición donde ya han causado más de 33 muertes. El comandante eterno los denominó, “el brazo armado de la revolución”.
Los más conocidos son Los Tupamaros y La Piedrita. En los predios de esta última, la TV española hizo un documental donde mostraban el terror de un hampa armada y motorizada que ataca impunemente y a mansalva a todo el que se rebele contra la dictadura y hasta amenazó acabar con Chávez si este se apartaba de la revolución.
Estos colectivos anárquicos no están amparados por la Constitución, pero el Gobierno nacional, no solo los apadrina, sino que los dota de motos, equipos de comunicaciones, sistemas de vigilancia y toda la autonomía para ejercer control y autoridad en sus guetos, donde la Policía tiene vedado el ingreso.
Como era de esperar, la violencia se apoderó del país con el establecimiento de múltiples zonas paraestatales sin ley, donde estas mafias armadas delinquen junto al hampa común, a sus anchas convirtiéndonos en el país más peligroso del mundo.
Como respuesta, el Gobierno creó en 2013 las Zonas de Paz en 79 municipios donde imperaba el terror. La ingenua aspiración era que las bandas se desactivaran voluntariamente y entregaran las armas sin que las autoridades intervinieran, pero se convirtieron en incontrolables corredores para el libre tráfico de la droga, el crimen, la extorsión y el secuestro.
Seguidamente inventaron la Operación de Liberación del Pueblo (OLP), gigantescas y sorpresivas redadas a los barrios marginales (pueblo) dirigidas a cazar y matar criminales, algunas veces hasta 15 por día. En los últimos seis meses de 2015 hubo 245 delincuentes asesinados (ejecuciones extrajudiciales), 14 mil detenidos en arrestos masivos; mil 400 familias desalojadas de sus viviendas que fueron demolidas (barrios enteros) y mil 700 deportaciones, sin contar con los daños colaterales y los robos a los ranchos. Todos pertenecientes a la fauna del nuevo hombre socialista. Que oiga quien tiene oídos.