Ya
En un artículo acerca de la cotidianidad y las vivencias que padeció y disfrutó el escritor y poeta William Hudson en 1885 donde explica a su “mucama” las vicisitudes y virtudes que poseían las tierras rurales del Brasil sur oriental, el autor afirma lo siguiente:
“¡Esta tierra purpúrea es República nada más que de su nombre! Su Constitución no es sino un malgastado pedazo de papel, su gobierno solo una oligarquía templada en los asesinatos y las revoluciones”. Es verdad, pero el grupo de ambiciosos gobernantes luchando por derribar del poder al contrario, no alcanza para hacer desdichado al pueblo. La Constitución no escrita y no cumplida, está en el corazón de todos para hacer de cada uno un republicano y un hombre libre, amante de una libertad difícil de igualar en ninguna parte del mundo”.
Esto anterior nos inspira y nos hace reflexionar acerca de qué camino debe tomar el pueblo, para deshacerse de este Gobierno espurio y felón, que desafortunadamente nos ha tocado padecer y sufrir por más de tres años. Ya el pueblo abrió los ojos y desde el 6-D este Gobierno criminal se ha dado cuenta que es hora de preparar sus maletas y dejar el cargo, porque el venezolano no aguanta más sus insultos y desagravios colectivos; la violencia de sus secuaces tanto verbal como de acto, es insoportable.
Derivado de esta condición se manifiestan con humor sarcástico pero muy optimistas, personalidades académicas y profesionales como Vinicio Andrade, subdirector administrativo del colegio: UE. Colón, quien tuvo el acierto de exclamar ante la preocupación de un vecino acerca de si ya había empezado el corte de electricidad de hoy, el profesor Andrade aludió, “no te preocupéis, abuelo, que la ración de patria para hoy es de 1.00 pm a 3.00 pm.”
Estas palabras reflejan el rechazo a las políticas absurdas a que hemos sido expuestos. También su espíritu democrático, fortalecido en el venezolano después de la dictadura de Juan Vicente Gómez, y en la lucha contra la de Pérez Jiménez. Por eso la barbarie del Gobierno no alcanza para hacer desfallecer al pueblo quien sigue luchando pacíficamente.