A propósito de las presidenciales

 

El Gobierno tiene todas las opciones de ganar una eventual elección presidencial dada las condiciones actuales. Sin embargo, eso no significa que dichas condiciones no puedan cambiar. En Chile el “No” sorprendió a la dictadura

El Gobierno está promoviendo adelantar las elecciones presidenciales. La razón de dicha movida es pragmática, se siente con la fuerza suficiente para salir victorioso en una contienda electoral. Al menos hasta noviembre de 2017 las encuestas colocaban a Nicolás Maduro por encima de cualquier otra alternativa, con un apoyo menor al 30% le bastaba en ese momento para imponerse a cualquier otro candidato (el más cercano tenía menos del 20 % en ese entonces). Eso no significa que el alto rechazo que tiene se haya desvanecido, solo indica que las personas no ven una alternativa.

La oposición tiene dos alternativas, o subirse en esa carrera con las condiciones adversas ya conocidas, o dejar correr solo al adversario. La respuesta depende de la aparición de una verdadera alternativa, la cual no nacerá desde la extinta MUD. Si ésta última insiste en colocar un candidato, el cual seguramente surgiría entre señalamientos y contradicciones entre los partidos políticos, lo más probable es que la carrera favorezca al Gobierno. Sin embargo, una alternativa nacida desde la sociedad civil genuina, con una visión clara del juego en el que se está entrando, probablemente logre dar una sorpresa.

Los partidos políticos quizás dirijan su discurso a indicar que no están dadas las condiciones de imparcialidad por parte del árbitro electoral, algo que sin duda tiene asidero. Pero la razón no dicha es que en realidad en este momento no tienen un candidato con la fuerza suficiente para ganar. Sin embargo, no se debe confundir esto con menospreciar el papel fundamental que los partidos políticos tienen dentro de cualquier contienda electoral. Así pues, su gran labor en los próximos meses debería ser dar un paso al lado, y servir de apoyo a cualquier iniciativa que nazca desde la sociedad civil.

Por otra parte, la tarea de la sociedad civil no es fácil, implica pasar del discurso a la acción, salir de las zonas seguras y saltar al ruedo en una lucha que luce desigual. El otro reto es lograr generar un gran acuerdo nacional del que se derive por necesidad práctica un candidato, para a partir de ahí sumar voluntades. La poca capacidad de organización del venezolano en general juega en contra de esto, particularmente por la poca eficacia cuando se actúa colectivamente por la distracción propia de una actitud “alegre” y los egos personalistas.

El Gobierno tiene todas las opciones de ganar una eventual elección presidencial dada las condiciones actuales. Sin embargo, eso no significa que dichas condiciones no puedan cambiar. En Chile el “No” sorprendió a la dictadura, de la misma forma como un Fujimori democrático se impuso al establishment del momento en Perú viniendo de una estructura política no tradicional. Estos son dos ejemplos cercanos de cómo un cambio en la forma de hacer las cosas puede generar resultados distintos. Hoy en Venezuela esa “jugada arriesgada” puede sorprender a más de uno. 

 

Visited 7 times, 1 visit(s) today