Adiós al RR

Frente a esta nueva oscuridad quienes han decidido asumir roles de liderazgo tienen la gran tarea de hablar con claridad, de definir un rumbo certero, y tratar de levantar a los caídos

El venezolano de estos días se ha encontrado inmerso en una de las situaciones tal vez mas estresantes a las que se puede someter a alguien. Se trata del laberinto del caos, que como un remolino arrastra a quien está atrapado en él en una mezcla de vértigo y sensación de inmovilidad. Sentir que se es arrastrado hacia abajo, por fuerzas descontroladas imposibles de comprender, y por lo tanto sin la posibilidad de encontrar soluciones se apodera de las sensaciones de esta víctima de las circunstancias en la que se ha encontrado la persona, seguramente sin estar preparado para ello.

El caos está asociado por definición con incertidumbre. Lo impredecible está a la orden del día, por lo que tanto ciertos aspectos básicos de la cotidianidad, como los planes vitales de mediano y largo plazo, son reducidos a apuestas cuyo único objetivo es sortear el siguiente obstáculo. Esto último era precisamente para algunos el referendo revocatorio.

Como es de esperar cuando se respira un poco de esperanza y luego el pequeño hoyo por el que entraba la luz es tapado, la reacción natural será la profundización de la desesperanza. Esta técnica propia de las peores cárceles y sistemas de represión está siendo aplicado, quizás hasta de manera sistemática, a millones de venezolanos. Hoy la gran mayoría de ellos siente cómo su voluntad ha sido golpeada de nuevo, seguramente muchos se quebrarán y la desesperación se hará presa de ellos. Frente a esta nueva oscuridad quienes han decidido asumir roles de liderazgo tienen la gran tarea de hablar con claridad, de definir un rumbo certero, y tratar de levantar a los caídos.  Al final una de las principales tareas de los líderes es levantarse mas rápido que los demás,  y aún en la adversidad señalar el camino. 

Lamentablemente muchos de quienes dicen liderar hoy a la oposición carecen de estas capacidades, más allá de algunas bravuconadas que ya pocos creen. Pero ciertamente hay otros que con convicción han señalado rutas, tal vez menos agradables pero al parecer mas acordes con la realidad. Vienen días de decisiones que impliquen cambios, en un contexto de cansancio y desesperación, en el que la inomia o la explosión social tienen las mismas oportunidades de convertirse una u otra en la fuerza determinante del juego político en Venezuela. 

Con las puertas del diálogo cerradas se llevan las piezas a otro tablero, en el que se deben replantear estrategias e inclusive a sus conductores si estos no son los mas idóneos. Ese nuevo escenario no está definido, como en toda situación caótica las posibilidades son infintas. Mientras tanto la angustia seguirá marcando las horas del reloj de millones de venezolanos.