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Las calles del sector La Arreaga están coleccionando huecos, que a diario se forman por tres botes de aguas negras que corren desde la avenida 17C y desembocan en la avenida principal de Haticos por abajo. La cañada Real Minero se colapsa y atraviesa la barriada, pero la acumulación de basura, arena y maleza han tapizado el paso de las cloacas. Los vecinos piden a gritos la intervención de la hidrológica del Lago, antes de que se incrementen las enfermedades.
“Después de las 6.00 de la tarde no podemos estar en el frente, porque nos comen los zancudos. Son enormes. Ya tenemos brotes en la piel”, contó José Luis García, mientras señalaba las aguas servidas que pasan frente a su vivienda. Desde hace dos años, los habitantes tuvieron que amoldar su olfato a un fétido olor que pernocta en el ambiente. García continuó que hace cuatro meses los visitó el gobernador y les aseguró que embaularía la cañada, pero “no hizo nada”.
Los empresarios de la calle 124 han realizado jornadas de limpieza con sus empleados y la ayuda de los vecinos para conservar la zona, pero sus esfuerzos no han sido mayores, por la inasistencia de la hidrológica. “El dueño de la ferretería ha llamado a Hidrolago y le dicen que traigan la maquinaria, al menos, y él se encarga del personal, pero no le prestan atención”, declaró García. La vecindad coloca bloques en los agujeros del asfalto para evitar que se empocen las aguas contaminadas y aminorar los accidentes de tránsito.
Mary Acosta, habitante de La Arreaga, narró que con frecuencia se observan colisiones vehiculares en la calle 124, por el estado en el que está la vialidad. La falta de alumbrado también interviene en la visibilidad de los conductores. Durante la penumbra, algunos transeúntes arrojan animales muertos o basura en el camino. Los residentes cerrarán los accesos, si los dirigentes regionales no atienden la petición.