Los curiosos no lograron precisar la identificación del occiso. Tenía poco tiempo viviendo en la zona. El cuerpo permanece en la morgue forense a la espera de algún familiar que acuda a reconocerlo
Debajo de unos arbustos entre la arena y basura yacía el cadáver de un joven moreno, delgado, de unos 20 años, con los brazos atados hacia atrás con el cinturón y dos heridas de bala en la cabeza. No portaba documentación y solo vestía un pantalón azul.
La comunidad del terreno El Jagüey, que recientemente invadieron en el sector El Caujaro de la parroquia Domitila Flores, ayer en la mañana lo hallaron en la avenida 45 del Lote 2 de la Urbanización El Soler y lo taparon con una sábana.
Unos vecinos que estaban reunidos frente a una casa, sentados bajo unos árboles de nin, relataron que, el pasado lunes a las 10.00 de la noche, se escucharon dos detonaciones. “Nadie se atrevió a salir de su casa por miedo”. Doce horas después todos comentaban lo que escucharon y un curioso les avisó que el cuerpo estaba tirado al otro lado del terreno.
También dijeron que no conocían el nombre del muchacho, en oportunidades lo vieron por las calles de la urbanización, cuando pedía agua en las casas. Presuntamente vivía con otro hombre en uno de los pocos ranchos que han construido en la invasión, pero nadie precisó la identificación del acompañante.
La Policía científica llegó a la escena para levantar el cuerpo, dos funcionarios y cuatro curiosos estaban junto al occiso, entre todos lo envolvieron en la sábana, lo cargaron y lo pasaron para el lado de la urbanización donde esperaban otros tres averiguadores para montarlo en la furgoneta y llevarlo a la morgue forense.
Los detectives de la División de Homicidios de ese cuerpo de seguridad iniciaron la investigación para dar con la identidad del infortunado y de la persona con la que vivía, entre las hipótesis sobre el caso, presumen que se trate de un crimen pasional.
enero 12, 2025 - 2:59 pm
