Desde el interior de un automóvil dispararon en repetidas ocasiones y una de esas balas alcanzó a Mauricio Enrique Fernández, de 25 años, mientras dormía en un chinchorro en su vivienda
En el barrio Los Tres Locos pasó un carro que desde su interior disparaban en repetidas ocasiones y una de esas balas alcanzó a Mauricio Enrique Fernández, de 25 años, mientras dormía en un chinchorro en su vivienda. Los familiares desconocen la causa del atentado contra su casa.
César Augusto Garcés González, tío de la víctima, contó ayer fuera de la morgue que el barrio es peligroso, de noche porque no hay luces y nadie se queda afuera. Recordó que la noche del pasado lunes un carro pasó por el frente de la casa y comenzaron a disparar. Fernández, quién de niño sufrió de meningitis y desde entonces padecía un leve retardo mental, vivía con su hermano y su padre.
Esa noche, todos se acostaron a las 9.00. Fernández guindó su chinchorro arriba de la cama de sus parientes y se durmió. Media hora más tarde una bala perdida le perforó el pulmón derecho. Las primeras investigaciones revelan que el proyectil se coló en la vivienda atravesando una puerta de madera. “Ni cuenta se dio, estaba dormido”.
Un vecino prestó su camioneta para llevarlo hasta el CDI Plateja III pero llegó sin vida. Los parientes dijeron que el joven trabajaba con su padre cuidándole el ganado en una pequeña parcela que tiene en el sector. Comenzó estudios en una escuela especial, pero por su dificultad no pudo avanzar y lo sacaron. Lo calificaron como un muchacho tranquilo y atento.
Al lugar llegó la Policía regional para resguardar la zona, mientras que la Policía científica evalúa si la familia tenía problemas con algún delincuente de la zona.