“Creo
La cita anterior corresponde a una de las últimas entrevistas que se le hizo al Dr. Octavio Lepage, en ella se perciben a través de sus palabras una profunda frustración por haber cumplido a medias la tarea encomendada, así como un honesto arrepentimiento sobre la mucha o poca responsabilidad de su generación política en torno a la grave crisis que atraviesa actualmente Venezuela.
La sociedad es un cuerpo social, grupo de seres humanos delimitados por un espacio territorial, pero que en esencia son seres compuestos de cuerpo y alma, corazones que laten a ritmos distintos pero capaces de darle vida al cuerpo social, nos dice el pensador francés Fabrice Hadjadj que nos hallamos en la época del “in vitro veritas” un mundo desencarnado en donde prevalecen los vidrios y cristales de las pantallas y la probetas y nos recuerda que el verdadero amor al prójimo no se aprende sino acercándose a él. La esperanza en el cara a cara con Dios sólo se transmite a través del cara a cara con el otro.
Recientemente el expresidente Bill Clinton en el encuentro anual de alcaldes de los Estados Unidos, expreso categóricamente lo siguiente: “Las sociedades creativas tratan sobre multiplicación, no división y ser un buen político consiste en solucionar problemas y ensayar oportunidades, no en tener que probar los límites del poder aceptado” (…) “Grupos con diversidad toman mejores decisiones que grupos homogéneos. Grupos con diversidad toman mejores decisiones que genios solitarios”
Todo lo que está ocurriendo en Venezuela obliga a los venezolanos a plantearnos como reto la recuperación espiritual de la sociedad, estamos llamados a reencontrarnos en la diversidad y establecer un plan nacional de recuperación centrado en el enriquecimiento espiritual de cada ser humano “venezolano”, alcanzada esa meta todas las demás cosas buenas (progreso, paz, estabilidad, etc.) llegaran en consecuencia.
Para tener éxito en esta lucha espiritual será necesario darle espacio a hombres de estado que sean capaces como dice Ortega y Gasset de tener virtudes magnánimas y carecer de las pusilánimes, muchos se preguntaran: ¿Y los tenemos? La respuesta es: ¡Y muchos!