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El papa Francisco instó este martes a la Iglesia “a abrirse al mundo” durante la misa de inauguración en la plaza de San Pedro del Jubileo “de la misericordia y el perdón”, momento culminante de su pontificado.
Al término de la misa, el Papa abrió en forma solemne y hablando en italiano –y no en latín como es la tradición,– la puerta santa de la basílica, que permanece sellada a cal y canto todo el año. Al ritual asistió el papa emérito Benedicto XVI, de 88 años. Así, por primera vez en la historia, dos Papas inauguraron un jubileo.
La ceremonia, a la que asistieron unas 70 mil personas, entre ellas el primer ministro italiano Matteo Renzi y el presidente de la República, Sergio Mattarrella, así como representantes diplomáticos de todo el mundo, se inició con el canto Salve madre María y fue transmitida en directo por televisión en numerosos países.
El primer jubileo de la era de Francisco ha estado marcado por las imponentes medidas de seguridad alrededor del Vaticano y en el casco histórico de Roma, tomadas tras los atentados de París que el 13 noviembre costaron la vida a 130 personas.
El Papa, de 78 años, con el rostro serio y algo cansado, celebró primero la misa desde un altar instalado frente a la explanada ante cientos de cardenales, obispos y sacerdotes, además de fieles, muchos de ellos provenientes de toda Italia.
“Hoy cruzando la puerta santa queremos también recordar otra puerta que, hace 50 años, los padres del Concilio Vaticano II abrieron hacia el mundo (…). Fue un verdadero encuentro entre la Iglesia y los hombres de nuestro tiempo”. Para el Papa fue “un impulso misionero” para que la Iglesia “vuelva a tomar el camino para ir al encuentro de cada hombre allí donde vive: en su ciudad, en su casa, en el trabajo”.
INVITACIÓN PAPAL
El papa Francisco invitó a la Iglesia a recuperar el “espíritu del samaritano”, para salir a proclamar la alegría del amor al mundo, el perdón y la reconciliación. Poco después, durante el ángelus pronunciado desde la ventana del palacio apostólico, pidió un aplauso para Benedicto XVI, quien cruzó también la puerta santa, e invitó a los fieles a “no tener miedo. Dejémonos acariciar por Dios, que es bueno y perdona todo”.