miércoles, diciembre 11, 2024
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Callar en salud es ser cómplice

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La Ministra de Salud chavista prefirió sacrificarse en aras de la verdad; comprendió que la causa no es la guerra económica sino la predicción que hizo Uslar Prietri hace 75 años cuando preguntó: Todos estos flamantes hospitales, todos esos variados y eficientes servicios públicos, ¿pueden sobrevivir al petróleo?  Que oiga quien tiene oídos…

Cumplí 51 años como médico del Ministerio de Salud y aún soy jefe de servicio. Con un sentido de profunda consternación comparto con los pacientes el padecimiento que sufren en carne propia. Es una realidad innegable, el sistema de salud de Venezuela colapsó. Los hospitales están en un estado desastroso, no hay insumos, ni siquiera récipes, aunado a que los enfermos se mueren de mengua en las emergencias ante la frustración de los galenos que inútilmente tratan de salvarle la vida sin tener recursos con qué hacerlo. 

La escasez de medicamentos alcanzó el 80 por ciento, al tiempo que se prohibió la ayuda humanitaria. Los seguros de hospitalización y maternidad privados no dan para más de tres días de admisión. En los hospitales exigen a los pacientes el aporte de los enseres que resultan tan caros como los de una clínica privada, amén de que son difíciles de conseguir. 

Más de 13 mil médicos han migrado. Después de formar miles de médicos integrales, ahora no saben qué hacer con ellos. Los quirófanos, UCI, laboratorios e imágenes no funcionan. No hay vacunas, la desnutrición arrasa, la falta de seguridad es alarmante. 

Los directores y demás autoridades sanitarias en el ámbito regional hacen malabarismos para paliar la dura realidad, que debido a su magnitud se hace insostenible. Más que nadie, ellos, por ser esa su especialidad, viven y sufren esta tragedia nacional. Las órdenes superiores son: camuflar la punta del iceberg, ocultar el sol con un dedo, tres años sin publicar informes epidemiológico que son de difusión obligatoria.

De repente, la Ministra de Salud es despedida por informar que en 2016, la muerte neonatal aumentó un 30,12 por ciento, la mortalidad materna un asombroso 65,79 por ciento, la malaria un 76,4 por ciento, la difteria, que había sido erradicada hace 24 años, reapareció con 324 casos. 

Esta alta funcionaria chavista prefirió sacrificarse en aras de la verdad, que convertirse en cómplice de este genocidio. Comprendió que lo que no funciona es el modelo y no las personas. Comprendió que la causa no es la guerra económica sino la predicción que hizo Uslar Prietri hace 75 años cuando preguntó: Todos estos flamantes hospitales, todos esos variados y eficientes servicios públicos, ¿pueden sobrevivir al petróleo?  Que oiga quien tiene oídos…

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