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El pueblo expresó su voluntad contentiva de su disgusto, de su deseo de cambio, de su rechazo a una gestión de Gobierno que lo ha empobrecido y humillado, pero igualmente manifestó su aspiración de que a partir de ahora se modifiquen radicalmente las políticas y decisiones ajenas a los intereses colectivos, a las aspiraciones de la gente por gozar mejores condiciones de vida, donde haya empleo satisfactorio, buenos salarios, producción de alimentos suficiente que garanticen el abastecimiento que vaya acompañado de una reducción drástica de la inflación que arruina a todos.
El pueblo quiere paz, pero con alimentos, con dinero en los bolsillos y donde el valor por la vida recobre el lugar que le corresponde por derecho natural. El pueblo no quiere más discursos que dividan y no permiten que existan las condiciones necesarias para la convivencia, la tolerancia y el ejercicio político, respetuosos entre su protagonistas.
El pueblo castigó al Gobierno al rechazar sus pretensiones de continuar con la hegemonía política que en definitiva ha sido la causa de sus padecimientos. El pueblo ha impuesto la condiciones y creado el escenario para que el país se enrrumbe definitivamente por el progreso y la paz y ese mensaje igualmente debe ser entendido por la oposición como la necesidad que tiene de hacer todos los esfuerzos para que se inicie el cambio que todos queremos.
La oposición asistida de la mejor voluntad y dando demostraciones de ser intérpretes de los deseos de la gente, debe impulsar la acción legislativa dirigida a recuperar la vida toda del país, al lado de ese pueblo que le está brindando una oportunidad única, que no admite posturas personalistas, aptitudes de soberbia y arrogancias totalmente contrarias al ejercicio del hecho político, el cual debe ser para mejorar y no para continuar la diatriba que impide avanzar en la dirección que el pueblo quiere que no es otra que su felicidad plena. Ahora se impone calma y cordura, el único dueño del 65 por ciento que votó a favor del cambio es el pueblo y nadie debe equivocarse.