CLAP (Confiscación del Libre Acceso a los Productos)

La supuesta producción nacional es una ¡gran mentira! porque el 100 % de los productos de primera necesidad contentivos en dichas cajas o bolsas de comida son importados

Como podrán leer mis estimados lectores el título de mi artículo en lo atinente a sus siglas, hace referencia a la estrategia asumida por el régimen que hoy desgobierna a Venezuela bajo una visión totalitaria y neopopulista que tras bastidores genera una política de ¡caos! Ante el desgaste político evidente que produce su permanencia en el Gobierno, y al no poder mantener el apoyo popular de manera espontánea, pretenden someterlo humanitariamente mediante la administración de sus necesidades de alimentación, a través de mecanismo de control social como son los CLAP (Comité Local de Abastecimiento y Producción), con la finalidad de torcer forzosamente la voluntad de cambio político de los ciudadanos.

En ese sentido, quiero señalar primero que todo, que estos CLAP de abastecimiento no tienen nada, debido a que no proveen a toda la población, tampoco suministran los bienes necesarios para satisfacer las necesidades de consumo de la sociedad, y su acceso está condicionado a la discrecionalidad corruptible de los funcionarios públicos del régimen, consejos comunales y dirigencia política del partido de Gobierno, así como de los mecanismo de control de información de identificación ¡Carnet de la Patria! que estos utilizan con fines político-electorales, lo cual termina siendo totalmente discriminatorio y preñado de malas intenciones.

Segundo, la supuesta producción nacional es una ¡gran mentira! porque el 100 % de los productos de primera necesidad contentivos en dichas cajas o bolsas de comida son importados, generando un efecto pernicioso producido por toda política de subsidios, controles de precios, canales de distribución y comercialización, que contraviene cualquier posibilidad de estímulo a la producción, lo cual termina agudizando la escasez y el desabastecimiento que hoy desgraciadamente padecemos, haciéndonos cada vez más dependientes de la política miserable y discrecional de importaciones de bienes y servicios del Gobierno dirigida a la población, cuyo fin macabro es terminar por quebrar el aparato productivo nacional privado; la pregunta obligada hacerse entonces es ¿quién se beneficia con esto?.

¿A quién le conviene orquestar una política de mendicidad para convertirnos como diría el entrañable doctor Arturo Uslar Pietri ,en una ¡Sociedad de Mendigos!? Por ello mis queridos lectores en estos momentos tan aciagos que vivimos requerimos de mucha resiliencia, fortaleza mental y espiritual para soportar este cuadro de ¡caos inducido! por el régimen, mientras se producen los  cambios políticos que de manera impretermitible la población en estado de crisis humanitaria demanda con urgencia, pero que hoy debido a la crisis institucional que vivimos, se pretende coaccionarla socialmente para la imposición definitiva del ¡comunismo!, buscando quebrar su voluntad de cambio político.

Todo ello mediante reparto equitativo de la miseria con fines políticos-ideológicos; porque es muy sencillo mis amigos, el hombre en estado de hambruna es presa fácil de doblegar mediante la entrega de una calamitosa  bolsa o caja de comida, para liquidar su capacidad irreverente hacia el poder político totalitario que lo esclaviza y oprime para hacerlo su servidumbre.