Veinte
El voto de tres minúsculas islas del Caribe junto a los tradicionales aliados del régimen revolucionario bolivariano -Nicaragua y Bolivia-, ha estado dominando la agenda de la OEA sobre temas de prioridad inmediata, como el caso de la muy grave crisis que afecta a Venezuela. Esas tres islitas -San Vicente y las Granadinas, Dominica y San Cristóbal y Nieves- votaron el pasado 19 de junio contra la resolución de la OEA que le exigía al régimen venezolano reparar el hilo constitucional que Nicolás Maduro había roto. También que detuviera su plan de hacer una constituyente fraudulenta para abolir la actual Carta Magna de 1999.
Junto a esos países, se aliaron como es ya costumbre, el voto negativo de Nicaragua y Bolivia, socios ideológicos del régimen chavista-madurista, con la abstención de Haití, República Dominicana, Granada, Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, liquidando la posibilidad de aprobar la resolución que le devolvería al país su democracia secuestrada, bajo las siguientes premisas previamente acordadas en los diálogos sostenidos en noviembre del año pasado: a) Fijarle fecha al referendo revocatorio; b) La liberación de los presos políticos; c) Abrir un canal de ayuda humanitaria; y d) Devolverle a la Asamblea Nacional sus derechos y competencias legislativas. Nada de eso el Gobierno cumplió.
La resolución requería de 23 votos (las 2/3 partes de los países miembros) para poder ser aprobada. Veinte países dieron el “sí”, absteniéndose a última hora tres gobiernos renuentes que ya se habían comprometido a apoyarla.
¿Qué vino a provocar ese cambio de último momento? La presión de la canciller venezolana Delcy Rodríguez. Ella les recordó, por no decir chantajeo, a los que pensaban votar a favor de la justicia y la protección de los derechos humanos en Venezuela, que le debían al régimen mucho dinero y que estaban poniendo en riesgo el que se les diera más petróleo para sostener sus empobrecidas economías. En otras palabras, les puso un collar de arepas o mejor dicho, de petróleo. Para eso fue creada Petrocaribe sugerida por Fidel al gobierno de Hugo Chávez: Para chantajear a todo aquel que se le ocurra votar en la OEA contra sus caprichos y felonías. Así de descarado, así de inmoral: Se sacrifica la justicia y la vida, la salud y la paz de los venezolanos por la ideología castro-comunista que hoy esclaviza a los venezolanos.