Cómo pudimos llegar a esta tragedia

 

El régimen no asume la autoría de este desastre y lo atribuye a una presunta guerra económica que manejan a coro desde el Presidente de la República en sus constantes peroratas, hasta los personeros más importantes de su gobierno

La crisis económica, social, política y de valores que vive la sociedad venezolana, realmente no tiene parangón a lo largo de toda la historia republicana de Venezuela, pero tampoco lo tiene en el continente americano ni aun comparándola con Haití o Cuba.

Por más que nos regodeemos buscando explicaciones a esta tragedia en un país que recibió más de dos billones de dólares, una fortuna inconmensurable, en los últimos 15 años producto de la venta de nuestro petróleo, no conseguimos fácilmente respuesta adecuada.

Aquí nada funciona. Diecinueve años de un desastroso gobierno iniciado por Hugo Chávez y continuado por Nicolás Maduro, fueron suficientes para acabar con la infraestructura económica y de servicios del país, llevando al pueblo venezolano a una dramática crisis humanitaria y de salud que no tiene precedentes, solamente en países en guerra o desprovistos de riquezas como las que la naturaleza divina prodigó a Venezuela.

La inflación causada por las aparatosas y comunistas medidas económicas llevadas a la práctica por el régimen revolucionario tienen pasando hambre a más de las tres cuartas partes de la población y que un estudio de Cáritas efectuado a finales del año 2017, revela que este año podrían morir cientos de miles de niños venezolanos a causa de la desnutrición o enfermedades oportunistas que se aprovechan de organismos debilitados por la falta de alimentos.

Los servicios públicos más elementales como la electricidad y el agua potable, se encuentran colapsados y buena parte del país pasa largas horas con el servicio eléctrico interrumpido situación que el régimen se niega a reconocer como de su exclusiva responsabilidad por la falta de ejecución de nuevas obras de generación eléctrica que satisfagan la lógica demanda de un país en crecimiento, y lo atribuye a sabotajes cuando no responsabiliza a eventos de la naturaleza.

El parque automotor del país, incluido los vehículos de transporte público (buses, autos por puestos o camionetas) se ha reducido en el orden de  50 por ciento producto del alto costo de cauchos, baterías, lubricantes y repuestos que ha obligado a que sus dueños “archiven” sus automotores por la imposibilidad de comprar dichos repuestos o enseres indispensables para el funcionamiento de los mismos. Con ello se han originado descomunales problemas para los usuarios del servicio de transporte público, especialmente en las ciudades del interior del país, como Maracaibo y la Costa Oriental del lago.

Los hospitales se encuentran abandonados a la buena de Dios. En la casi totalidad de estos centros de salud no existen los medicamentos mínimos para atender emergencias y los enfermos se mueren de mengua. Pacientes con problemas renales y necesidades de diálisis sucumben ante las carencias en materia de medicamentaos para tratar sus graves problemas de salud. Igual sucede con los pacientes cardíacos que no consiguen los medicamentos para tratar la hipertensión arterial.

Profesionales de la Medicina y otras áreas importantes para la vida del país, especialistas entre otros, han renunciado a sus labores cotidianas y se han ido a otras latitudes buscando ejercer su profesión de manera digna que les permita asegurarle alimentación, salud y un futuro seguro a su familia.

Decenas de miles de jóvenes universitarios que ya no esperan ni siquiera culminar sus estudios para huir del país porque saben que aquí no tienen oportunidades ni para ejercer dignamente sus profesiones, y mucho menos para vivir decentemente con el producto de su trabajo luego de años de estudios y sacrificios para labrarse un futuro que su propio país no garantiza.

En las entidades bancarias no hay respuesta a las demandas de sus clientes de dinero en efectivo porque el Banco Central de Venezuela no hace llegar las remesas de dinero que requiere la demanda. Es una especie de corralito financiero aplicado por el régimen.

El régimen no asume la autoría de este desastre y lo atribuye a una presunta guerra económica que manejan a coro desde el Presidente de la República en sus constantes peroratas, hasta los personeros más importantes de su gobierno.

Cómo pudimos llegar a este cataclismo social y económico solo tiene explicación en la puesta en marcha de políticas comunistas de controles y expropiaciones forzosas y violando la Constitución, como las aplicadas en Cuba por los hermanos Castro y que llevaron a la miseria y la ruina al sufrido pueblo cubano.

Sin embargo, Nicolás Maduro no es capaz de renunciar ante tan evidente fracaso y, por el contrario, busca continuar en el poder en lugar de permitirle al pueblo venezolano buscarle salidas honrosas a la grave crisis que sacude a la nación.

 

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