Ayer,
La búsqueda y la espera de los López terminó ayer, a las 6.00 de la tarde. Hoy podrán darle cristiana sepultura a Sara López y a su pequeño, César Augusto Gutiérrez López, de siete años. La docente se lanzó a la alcantarilla luego de que su hijo cayera. La esperanza de familiares y vecinos de localizarlos con vida se mantuvo por unas 50 horas.
Los cuerpos los hallaron a dos kilómetros desde donde desaparecieron el pasado lunes a las 3.00 de la tarde. Primero rescataron a la docente, detrás del estadio de béisbol en el sector La Retama de la ciudad de Coro, a los pocos metros yacía el niño. Se presume que la maestra nunca pudo alcanzarlo y protegerlo.
Paulo Zabala, comandante de Bomberos de Coro, detalló que tanto el hallazgo como el proceso de la recuperación de los cuerpos, fue posible gracias al equipo de video utilizado para el rastreo del sistema de aguas servidas.
El llanto fue colectivo. Rescatistas, vecinos, curiosos y familiares no contuvieron las lágrimas. Se abrazaron. Dieron las condolencias y buscaron consuelo unos con otros. A la docente la catalogaron de heroína. Su salto al vacío, a unos siete metros de profundidad, para rescatar a su pequeño, lo consideraron como el gesto más grande del amor incondicional de una madre. Luchó hasta entregar su vida.
La maestra caminaba con sus dos hijos hacia una parada de autobuses en la calle Virgilio Medina de la primera etapa de la urbanización Independencia de Coro, en el estado Falcón. Augusto se le soltó de la mano y corrió. A los pocos metros cayó en una boca de visita que no tenía tapa. Sin pensarlo mucho, López gritó: “¡Mi hijo!” Y saltó a la tubería a rescatarlo, contó una pariente a los medios el pasado martes en la tarde.
De ese episodio, el primer rescatista que llegó, sin linterna ni implementos, y algunos curiosos solo recuerdan al pequeño implorando por la ayuda de su madre. Su voz distante y temerosa desapareció poco después de que la mujer saltó a la alcantarilla.