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Cinco balazos atravesaron a José Luis Rodríguez Martínez (45), apodado el “Tata”, cuando viajaba en su Ford, Súper Duty, negra, placa A73BI9K, por la Circunvalación 1, en sentido al Puente sobre el Lago.
La víctima conducía ayer, a las 5.00 de la tarde, con los vidrios abajo. Según los testigos, lo escoltaban dos funcionarios de la Policía municipal de Cabimas. Regresaba a su casa de una clínica en la avenida Delicias.
En el camino, a la altura del distribuidor Cañada Honda, unos desconocidos lo alcanzaron, en una Chevrolet, Silverado, negra, se acercaron a la parte del chofer y le dispararon, comentó un funcionario.
En el tiroteo, a los policías no les dio tiempo de accionar sus armas y los homicidas huyeron. Dos proyectiles traspasaron el cuello del “Tata” y tres su brazo izquierdo, lo trasladaron hasta el Hospital General del Sur, pero llegó sin vida.
Una hora más tarde, el vehículo permanecía a un lado de la emergencia pediátrica con las dos puertas abiertas. En la puerta del conductor se avistaban los rayones que le hicieron las balas. “No hubo orificios porque la camioneta es blindada”. Dos funcionarios de la Policía científica la inspeccionaban, mientras que otro entrevistaba a los testigos.
A las afueras de la morgue del hospital, unos 20 parientes se reunieron a la espera de la furgoneta para trasladar el cadáver a la morgue de Maracaibo.
Una allegada comentó que el “Tata” residía en la urbanización América, sector Concordia de Cabimas. Regresaba de una consulta oftalmológica, porque se iba a operar de la vista. Recordó que años atrás prestaba dinero, pero ya no lo hacía. Todo lo invirtió en bienes raíces y compra y venta de vehículos. Desconocía la identidad de los homicidas. “Cuando subes de estatus, te llueven los enemigos”.
La Policía científica maneja el crimen como una venganza. Un funcionario informó que José Luis era un reconocido prestamista en Cabimas. En sus investigaciones le dijeron que empeñaba TEA a los trabajadores de PDVSA. “Así obtuvo su riqueza”.
De milagro
Diez veces dispararon, el 28 de febrero de 2012, la Tahoe negra del “Tata” en la avenida principal Miraflores de Cabimas. Los proyectiles atravesaron a José Luis Rodríguez y a su escolta, Juan Hernández (43). El prestamista sobrevivió, pero su acompañante murió, presentó cinco heridas de bala entre la cabeza y el pecho. El caso se investigó como una venganza.