Delcy, ¿dónde queda eso?

Impacta la indiferencia de la Canciller que no siente, padece y analiza las necesidades de la gran mayoría del país, usando una sarta de mentiras, despropósitos y sandeces

En el país que importa alimentos para tres naciones del tamaño de Venezuela, la gente en los supermercados se lanza  desesperada uno encima de otro por un kilito de arroz, azúcar o harina de maíz. En la República Bolivariana repleta de establecimientos comerciales con los anaqueles llenos de alimentos, las colas para comprarlos son infinitas, infrahumanas y decadentes. Quién entiende esta situación  paradójica, perpleja e inadmisible. Solo un personaje extraño, inesperado y misterioso de cabellera negra y discurso repetitivo,  sacada intempestivamente de las catacumbas egipcias como la canciller Delcy Rodríguez, sólo ella puede emitir en la ONU el disparate vacío, hueco e insensible de decir que en esta patria feliz no existe escasez alimentaria, racionamiento, especulación y acaparamiento. Aquí hay comida suficiente para alimentar a Cuba, Bolivia y Nicaragua. 

¿Dónde queda eso?. En qué parte de este planeta vive Rodríguez. Donde habito, conjuntamente con alrededor de 30 millones de compatriotas más, es una región envuelta en una cotidianidad desprovista de productos de la dieta básica, con madres con pequeños en brazos en medio de un sol abrasador, preguntando atemorizadas por pañales, leche y cereales. Vivimos en un territorio con una desproporcionada inflación, sin insumos médicos, sin agua potable, sin electricidad, con los más elevados índices de inseguridad de América Latina después de Honduras. Convivimos con una productividad agrícola y minera incipiente y calamitosa, convertidos en ciudadanos agobiados las 24 horas del día por el desastre que atravesamos.

Impacta la indiferencia de la Canciller que no siente, padece y analiza las necesidades de la gran mayoría del país, usando una sarta de mentiras, despropósitos y sandeces para ocultar a escala internacional  la realidad de una región saqueada por los cuatro costados, inmersa en la corrupción jamás presentada en la trayectoria de la humanidad, atrapada  entre seres con el rumbo perdido, cínicos, sin preparación académica, política e ideológica, sin ética en su actuación, con un gran vacío de liderazgo, enrumbándonos al peor cataclismo nocturno que se conozca en la historia de la humanidad.

Delcy, estamos cansados de tanta falsedad y nos asombra y asusta que  no  quieras ver la realidad con sus circunstancias reales y recurras a fantasías y utopías, sólo creídas por ti. Nosotros, por ahora, sólo diremos: ¿Dónde queda eso?. 

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