Dos discursos y una verdad

La guerra económica no podía faltar, oligarquía, imperio, todo lo que le sirvió para una vez más ignorar la verdad sobre el estado de la economía

El presidente Maduro fue a la Asamblea Nacional desde donde escuchamos el discurso tradicional lleno de repeticiones y lugares comunes, trillado hasta el cansancio con los calificativos de lo que llaman  revolución, líder eterno, pueblo olvidado, misiones, jubilados y pensionados, beneficiados por el dedo oficial de la misión Vivienda, advertencias, arrebatos y amenazas dirigidas contra todos aquellos que se le oponen y le estorban al poner en evidencia sus fracasos. 

La guerra económica no podía faltar, oligarquía, imperio, todo lo que le sirvió para una vez más ignorar la verdad sobre el estado de la economía, la crisis generalizada, la salud del pueblo, la escasez de medicinas y alimentos, y de bienes esenciales para la actividad económica. Asimismo, tampoco señaló las dificultades del pueblo en el día a día para comprar lo que necesita para la vida diaria, el hambre de la gente, la inseguridad y la violencia que causa la muerte de miles de venezolanos en forma impune, el alto costo de la vida y la especulación criminal contra lo cual su Gobierno no ha implementado ninguna medida eficiente dirigida a combatir este cuadro, que no sean represiones, salarios exiguos, acrecentando a un pueblo empobrecido y a unas clases populares cada vez más abandonadas. 

Menos aún mencionó en qué consiste la rebuscada explicación de cómo habrá de impulsar lo que ha dado en llamar “motores de la reactivación económica”, otro espejismo que no convence a los ciudadanos que vivimos en otra cruel realidad, motores estos fundidos que no resisten una anillada más, los cuales serían activados por los mismos fracasados que se han turnado en todos estos años de desastre gubernamental. Un régimen que alegó como fundamento reivindicar al pueblo hoy se encuentra más empobrecido que nunca. 

En fin, otra perorata pronunciada en medio del más temido “culillo” por lo que sería estar frente a una segura e inevitable derrota. El otro discurso, el del diputado Henry Ramos Allup, que ha tenido ante el país la mayor aceptación del pueblo, hizo un recordatorio de lo que un Gobierno no debe hacer para sostenerse en el poder, utilizando el término "pueblo" por el que muy pocos sienten y el cual solo ha degustado la hiel del poder mientras quienes lo ostentan jefes o mandones han disfrutado de las mieles, lujurias y riquezas. 

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