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Cuando el cavernícola comenzó a preguntarse qué había más allá de aquel cerro, dio inicio a la concientización de la tragedia humana. Medio millón de años llevamos los humanos de prehistoria y ocho mil de historia y desde el principio, la humanidad se debatió entre largos, penosos y fatídicos ciclos, consistentes en pandemias, hambrunas, guerras y muerte, intercalados con breves momentos de relativo bienestar.
La caída del Imperio romano y la invasión de los bárbaros, provocaron en Europa un atraso de 10 siglos. En el feudalismo solo existían unos pocos nobles muy ricos y millones de campesinos muertos de hambre, hasta que apareció la burguesía, que constituyó el fundamento del capitalismo, el cual en 1780 desembocó en la Revolución Industrial de Adam Smith, quien dictaminó que el trabajo era lo más importante y que debía ser libre, recompensado según el esfuerzo y garantizado por el Estado.
Desde ese momento se aplicó la fórmula que nunca ha fallado: libertad política, más libertad económica, igual a bienestar general. De repente, se abrieron las puertas a las multitudes para que trabajaran en beneficio propio, y fue esta creación de riqueza por parte de un creciente número de individuos emprendedores lo que detonó el desarrollo económico que por fin cambió el destino hasta entonces nefasto del mundo.
Con la Revolución Industrial surgió la clase empresarial y la clase obrera que llevó la peor parte. El hacinamiento y la explotación del pobre por el rico sin ningún tipo de contemplación social se hicieron notorios. Apareció Marx con su sueño comunista donde todos serían dueños de todo y no habría ni ricos ni pobres y acabó con el capitalismo en los países donde se implantó. Setenta años más tarde todos sabemos lo que ocurrió.
Pero en otra parte del mundo, surgió el capitalismo social con su lucha de clases a través de los sindicatos, derecho a huelga, seguridad social, leyes del trabajo y cientos de reivindicaciones más que aportaron mayor bienestar y riqueza a la clase obrera, mientras que los países socialistas se empobrecieron, quebraron y fracasaron. No cabe la menor duda que el comunismo, es el camino más largo hacia el capitalismo. Que oiga quien tiene oídos…